Anatomía de un equipo de baloncesto.
Me
cuenta un joven ámigo residente que lo más difícil de gestionar en
estos días de cuarentena son los egos de los diferentes
especialistas que están atendiendo la crisis sanitaria en los
distintos hospitales. Muchos cuestionan el trabajo de los otros,
criticando la falta de previsión. Otros dudan de los que toman
decisiones, considerándose más capacitado que ellos. Cuando falla
el protocolo se abre un abismo a resolver en base a jerarquías más
o menos definidas. Y yo, mientras, pensaba en un equipo de
baloncesto.
La
estadística avanzada y el Analytics parecen premiar dos cuestiones
que parecen contradictorias pero que no lo son. Por un lado, la
versatilidad parece un valor en alza, así son los jugadores más
dominantes de la actualidad: Lebron James, Giannis, Zion Williamson,
hasta Luka Doncic podría entrar en esta definición. Por otro, los
que no son hijos de dioses, deben asegurarse su puesto por la vía de
la hiperespecialización.
Si
mides 1,80 y no tienes la calidad de Kyrie Irving, tendrás que
meterte en la mente de tus oponentes, jugar al límite del reglamento
y anotar los tiros abiertos. Si mides 1,90 debes poder jugar todos
los pick and roll posibles y ser buenísimo, en general, en la labor
anotadora, siendo muy fiable en los tiros abiertos. Con 2 metros te
puedes apañar si puedes defender del 1 al 4 (al 5 en caso de small
ball), metes los tiros abiertos y juegas sin balón. Los 2,10 ya no
aseguran nada si no puedes intimidar penetraciones, aceptar cambios
en los últimos segundos y anotar un porcentaje decente de triples.
Sabiendo
esto, recorramos el camino a la inversa. Conocidas las necesidades
del hospital, esto es del equipo, como hipotéticos directores de
cantera o entrenadores en alguno de los mejores centros de formación
del país, escuelas donde los jugadores y sus familias acuden con
expectativas razonables de prosperar, ¿cambiaríamos algo los
modelos de entrenamiento? ¿Filtraríamos antes quién puede llegar a
ser un sucedáneo de Doncic y quién debe conformarse con ser
Dellavedova? ¿Quién el jugador total y quién el cortador por
esquina, obligado a tomar los tiros abiertos que tiene que tomar?
No
estoy seguro, la verdad, reclamo vuestra ayuda. No sé si nuestro
modelo especializa demasiado pronto o, si por el contrario,
depositamos demasiadas esperanzas en gente a la que arruinamos la
vida ocultando sus virtudes y poniéndolos ante el espejo de sus
defectos. Tampoco tengo claro en si nos enamoramos demasiado de los
pequeños habilidosos y le quitamos muchas horas de balón,
protagonismo y errores, sobre todo errores, al que tiene las
cualidades morfométricas.
Y de
vuelta a los equipos semiprofesionales y profesionales, ¿cómo de
especializada/jerarquizada os gustaría que fuera vuestra plantilla?
Phil Jackson, en una de sus experiencias en la CBA planteó un modelo
casi comunista de igualdad salarial. Los expertos en preparación
física alaban alargar la rotación, lo que, en definitiva, lleva a
repartos de protagonismo bastante solidarios. Y, sin embargo, también
parece necesario un cierto liderazgo, un cierto reparto de funciones,
no sé hasta qué punto una definición clara de roles, especialmente
en los momentos críticos, cuando el jefe de servicio o entrenador se
siente superado por la cantidad de derivadas que tiene que barajar y
todo depende, en definitiva, de lo que esos cinco especialistas, el
cirujano, el internista, el cardiólogo, el neurólogo y el residente
decidan por acción, omisión y aceptación.
UN
ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
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