Diario de un encierro. Día XVIII.




Cuando éramos honrados mercenarios


No sé por qué, pero quería utilizar el título de uno de los libros recopilatorios de columnas de Arturo Pérez-Reverte en esta primera entrada tras las diecisiete, en realidad dieciséis, que he venido publicando en la web de Sport Coach, espacio de referencia en la formación de entrenadores a escala local e internacional. Tal es el panorama que, presiento, se nos avecina de aquí a unos meses, cuando la contención del virus permita reconquistar las calles, dar a la ciudad mediterránea, y sus plazas, el ruido que con su brutal silencio demandan.

Se plantean varios escenarios y ninguno demasiado halagüeño. Mientras la población aprende a vivir sin deporte en directo, consolidando con su comportamiento el éxito de otras formas de ocio; mientras la enseñanza formal sobrevive a golpe de videoconferencia, plataforma y deberes, el baloncesto se encuentra absolutamente paralizado, y no solo porque no circule el balón por la cancha, sino porque no es una prioridad. Entre otras cosas porque no lo es.

En fin, les cuento. En mi club estamos inmersos en un ERTE, una solución que todos los actores asumimos como razonable ante una posible reanudación de la competición. La liga, en este caso LEB Plata, se encuentra aplazada indefinidamente pues la Federación, ante el temor de posibles denuncias, esperando que sea una entidad superior la que tome la decisión, no quiere sentenciar el caso y aclarar el panorama. Es lógico, como gestores, aplicar la teoría del parche y seguir haciendo funcionar la bicicleta mientras el terreno sea ligeramente favorable y la inercia supere el factor de rozamiento. Pero urge pensar en grande. Y a medio plazo.

Mi apuesta pasa por unificar las Ligas LEB en una sola, con 24, 28, 30 estructuras soportadas por una financiación mixta, equilibrada y suficiente. 24, 28 ó 30 proyectos saneados, viables y serios, con el respaldo de las instituciones, una masa social actual (o potencial) suficiente y unos cimientos que puedan soportar los vaivenes que ocasionarían futuras tempestades. Estas organizaciones podrían dar de alta a una plantilla de 18 a 20 trabajadores, 10 jugadores profesionales, 4 miembros del cuerpo técnico, 2 profesionales médicos y 2 ó 3 profesionales dedicados enteramente a generar valor para la propia empresa. Solo así podrían definirse, y seguirse, planes estratégicos, sinergias con la corporación municipal y la comunidad autónoma, con sectores secundarios y actividades económicas complementarias. Solo así podríamos aspirar a una estabilidad y a ofrecer, a fin de cuentas, un buen espectáculo.

El pastel se reduciría claro. Todos deberíamos profesionalizarnos, abandonar esas medias tintas que a la postre nos vuelven mediocres a nosotros mismos y al espectáculo que terminamos produciendo. En la indefinición solo hemos envejecido, si acaso, viendo cómo unos vecinos se morían y otros se mudaban, pero no hemos mejorado. Toca convertir el buen baloncesto en un producto escaso y codiciado, no apto para todos los paladares, para la cabezonería de un iluminado o el capricho de un nuevo rico.

Pero como esto no va a ocurrir, lo hablo a menudo con buenos amigos a los que no citaré porque me han pedido que oculte su identidad, toca sacar el fusil, encomendarse, tal vez, a un agente, preparar la maleta, dar un beso que tranquilice a la familia y empaparse de pelis y series de mafiosos, de cuando la Ley Seca, el período de entreguerras; de cuando, a pesar de todo, los periodistas, y también los entrenadores, aún podían definirse como honrados mercenarios.



UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

1 comentarios:

Fernando dijo...

Creo que es importante y positivo plantear cambios que parece que pueden ser más necesarios que nunca. La coyuntura económica es bastante posible que, lamentablemente, sea poco propicia porque las empresas(muchas veces de forma equivocada) tienden a recortar en primer lugar en publicidad y patrocinios, en todo aquello que no consideren que les genera directamente ingresos, sin tener en cuenta que en muchas ocasiones aunque no sea fácil de demostrar esta inversión es la que las permitirá seguir funcionando a medio y largo plazo.

En lo que discrepo es en que la gente se encuentre aprendiendo a vivir sin deporte. Va a haber con seguridad un gran deseo de volver a disfrutar del deporte tras este inesperado parón, porque ya lo hay y prueba de ello son los torneos de e-sports de fútbol (como el que organizó Ibai hace unos cuantos días con jugadores de la liga española con un éxito muy notable) o el que plantea ahora la NBA con jugadores de las diferentes franquicias y que retransmitirá en directo ESPN. Obviamente no es lo mismo pero la gente necesita esa emoción que sólo da la competición con la incertidumbre del resultado que no ofrecen de igual manera las series y las películas. Esta "necesidad", con un 2021 que se presenta además lleno de importantes competiciones, creo que puede ser un buen empujón para poder relanzar el baloncesto cuando comience a normalizarse la situación pese a las dificultades económicas que se planteen en el futuro más inmediato.

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