Amaneció
un nuevo día de San Juan. También en Londres, sobre las cenizas de
43 años de permanencia en Europa, sobre sueños y estrellas ya no
amarillas, sino negruzcas. Y aún huele a humo en las playas de
Levante, hollín anuncio, tal vez, de fumatas blancas de cara a un
lunes de resaca electoral. Y se siente aún la brisa cargada de lo
viejo que anoche incineramos. Y urge abrir las ventanas del mundo,
situadas entre ventrículos y aurículas, y que entre sístole y
diástole recobremos el pulso a una vida que, como ese regalo que no
nos gusta, parecemos decididos a malgastar.
Llegó
a tiempo, también, esta noche mágica para aquellos que a 30 de
junio deben hacer balance, cuando no maletas, y discriminar lo que
sirve, lo que no, lo que se hizo mal y lo que se pudo hacer mejor.
Hoy amanecieron también quemadas las 73 victorias de los Warriors,
estériles en el recuerdo de los aficionados, que hubieran cambiado
un puñado de ellas por un anillo que se les escapó a poco más de
un minuto para que finalizara la temporada, con una secuencia
demoledora de tapón y triple, de James e Irving.
No
llegó a tiempo, en cambio, Xavi Pascual. Enfrascado en una
disyuntiva insoluble, renunció a decidir si seguir o no, si apostar
por los jóvenes o volver a fichar ocho extranjeros para después
seguir viviendo de Navarro y de Tomic o si mudarse de planeta. Lo
cierto es que el Barcelona, tras lo vivido en esta final, necesita
algo mucho más contundente que la quema de lo viejo y la plegaria de
unos cuantos deseos. Una noche de San Juan no bastará, si no se
acompaña, a su vez, de una visita estival a Lourdes. O a
Montserrat.
Y
así estamos todos hoy, seis años y un día después del nacimiento
de este blog, echando de menos la noche más corta del año,
lamentando que amaneciera tan temprano y que el oxígeno que a otros
nos falta consumiera tan pronto las mágicas llamas. Llegó el
solsticio, como se vino y vendrá uno nuevo dentro de doce meses
(obvio el lúgubre correlato del invierno). Pero se queda el verano,
época de reciclaje personal, de tiempo para leer que luego no se
emplea, de viajes que no siempre se realizan. Ah, y de Juegos
Olímpicos, esperemos que no marcados por el zika y sí por una
última gran actuación de nuestra Generación de Oro.
UN
ABRAZO Y BUEN VERANO PARA TODOS
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