Men at work




Quien no trabaja, no descansa”

                                                                      (Thomas Carlyle)


Tres años separan la pintura de “Los borrachos” o “El triunfo de Baco” de Velázquez (1629) de “Lección de anatomía del Doctor Nicolaes Tulp” de Rembrandt (1632). Si en la primera el genio sevillano nos muestra un ejercicio de liberación a través del vino; en la segunda, el no menos genial artista de Amsterdam, lleva a sus últimas consecuencias el culto a la minuciosidad y al trabajo. Ambas obras no ocultan las diferencias esenciales en la concepción vital católico-mediterránea, más distendida a la espera del reino de los cielos, y la protestante centroeuropea y nórdica, en la que el trabajo se plantea como premisa básica de la salvación.

Anoche los Spurs y los Thunder se juntaron en una cancha para dilucidar si el baloncesto es católico o protestante, si solo la fe (en Durant y Westbrook) salva o si es el esfuerzo el principio y fin de todas las cosas. Basta con que miren las cifras de desempleo de la zona euro por adscripción religiosa para entender qué equipo resultó vencedor. Mientras los Thunder lo fiaban todo a los efectos desinhibidores de un par de copas y a la acción milagrosa de un par de profetas, los Spurs se aprendían de memoria el manual de buenas prácticas y el código de honor del buen jugador de baloncesto: “ganarás el pan...”.

Militar en San Antonio implica aceptar una cultura de más de dos décadas. Requiere sobriedad en el vestir, en el hablar y en el jugar. Exige disciplina en el obrar y también en el pensar. El organismo no tangible que gobierna la franquicia acepta únicamente los hechos como prueba y recusa a todo aquel al que el ego ciega la vista. La propia cultura del equipo tejano es un ejemplo de amor por el detalle, pues no se llega a ella desde la concesión o el establecimiento de excepciones, sino más bien desde el rigor de quien, desde el ejemplo, no puede pedir menos de lo que da ni dar menos de lo que pide.



Aunque su sistema ofensivo se haya modernizado y siente sus bases en la construcción de juego a partir de un pick and roll central desde el que generar ventajas inmediatas (continuaciones cortas, bandejas, pases a la triangulación) o más dilatadas en el tiempo (missmatch, inversiones de balón para tiros en esquina o unos contra uno contra rivales llegando a la carrera) los propios Spurs saben que son, en filosofía y costumbres, un anacronismo dentro de la liga. A veces me los imagino como el único equipo en el que las comidas se celebran en moderado silencio y con los móviles apagados y estoy convencido de que son el único conjunto de la NBA donde expresiones como “buenos días” o “gracias” permanecen vivas en su lenguaje interno.

He de confesar que disfruto mucho viendo hacer un buen trabajo. Me encanta el pianista enfrascado en su partitura, también el caricaturista obsesionado con cada detalle del dibujo y qué decir del albañil que le dedica a la colocación de cada ladrillo un par de minutos. La perfección es una paradoja en sí misma, pero su búsqueda, tal vez, el sentido último de nuestra existencia. De ahí que anoche disfrutara tanto con el juego de los Spurs; de ahí que hoy no pudiera reprimirme a contárselo. Ya están tardando el ver el partido.




UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

2 comentarios:

Explorador dijo...

Pues sí. El párrafo final bien pudiera ser una glosa a "Los justos " de Borges. Y da gusto ver a un equipo en medio de tanta parafernalia mercantil.

Un saludo :)

JJ Nieto dijo...

Esas personas que se ignoran están salvando el mundo :) Gracias Explorador.

Abrazos.

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