Se
nos muestran en el cine en planos contrapicados que agigantan su
figura a nuestros ojos. Son personajes oscuros que, salvo en contadas
excepciones, no admiten que sintamos compasión por ellos. De sus
planes conocemos solo una parte y, la verdad, ya antes de que entrara
en vigor el Código Hays (código de producción cinematográfico
nacido en 1934 y que, entre otras cosas, impedía que el auditorio
sintiera simpatía por los personajes que violentan la ley natural o
humana), se encontraban condenados a salir mal parados al final de la
película.
Aunque
lejos del paradigma que inauguraron los Detroit Pistons de finales de
los ochenta e inicios de los noventa, un equipo y un jugador
representan como nadie en nuestros días el papel de villano en la
NBA. Son los Cleveland Cavaliers y Lebron James un preciso ejemplo
del antagonista por excelencia. Como el mejor Hannibal Lecter,
generan un impacto en el espectador con su mera presencia, pero como
el mejor Joker, están predestinados a sucumbir en una última
batalla ante el superhéroe.
En
el caso de los Cavaliers, sorprende verlos planeando bajo el radar,
al margen de la confrontación de estilos que se anuncia para la
final de la Conferencia Oeste. Es como si el mundo entero se hubiera
vuelto protagonista del film e ignorara los planes del villano a
pesar de que las pistas que va dejando son, hasta la fecha, muy
contundentes. Seis partidos, seis victorias. Y no de cualquier
manera, con récord de triples en Playoff incluido (25 en el segundo
partido de la semifinal de conferencia frente a Atlanta Hawks).
Harían
mal, el resto de equipos de la NBA, en ignorar al club de la lucha
que ha montado Lebron James en el cinturón del acero estadounidense.
Harto de perder y de ser mera comparsa en la entrega de galardones y
en las apuestas, el chico de Ohio se halla inmerso en una misión
junto a secuaces de la talla baloncestística de Kevin Love o Kyrie
Irving. No faltan, además, matarifes con clase (JR Smith, Iman
Shumpert) o sin ella (Dellavedova), tipos duros que no
hacen preguntas (Tristan Thompson), agentes dobles soviéticos
(Mozgov, Kaun), estilistas aterciopelados (Channing Frye) y veteranos
del Vietnam (James Jones y Richard Jefferson). La mezcla parece
idónea para asaltar el título, aunque antes deban rematar a los
Hawks y hacer frente a Toronto o Miami en la final del Este.
Voy
con los Warriors, lo reconozco, porque al ver su baloncesto reconozco
los colores del Edén y me siento Adán por unas horas, pero respeto
mucho a Cleveland porque al observarlos puedo identificar en los tonos de
su camiseta aquellos a los que me enfrentaré cuando tenga que
cumplir mi pena en el infierno.
UN
ABRAZO Y BUEN BALONCESTO A TODOS
2 comentarios:
Me parece un muy buen equipo al que no le doy muchas opciones contra cualquier campeón del Oeste, si no tienen lesiones graves ni se destrozan entre ellos. Su juego es efectivo pero me parece demasiado romo y no me emociona. Desde luego, admito que una buena historia no es posible sin un buen villano. Y estos lo son. Veremos.
Un saludo :)
Yo no estoy de acuerdo, preveo unas finales igualadas en cuanto a tanteo tanto con Warriors o con Oklahoma.
PD En Toronto tengo muchos amigos...
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