Llevaba
meses sin escribir de los Boston Celtics, asistiendo en silencio a la
irregularidad inicial, a esa sucesión casi azarosa de victorias de
mérito y derrotas inesperadas y ciertamente bochornosas como las
cosechadas contra Nets o Lakers. Hoy, aprovechando el descanso que
nos concede la NBA, este abrevadero que representa el All Star,
vuelvo a hablar de mi equipo del alma, de la franquicia con el ADN
más reconocible de cuantas habitan en la liga. En oposición a todas
las demás, salvadas unas pocas excepciones, en Boston Celtics todo
pasa por el culto al trabajo duro, por el respeto y la devoción
laudatoria a los que estuvieron antes. El jugador que viste de verde
sabe que debe afrontar un proceso de adaptación hacia los códigos
que impone la vestimenta céltica y, si fracasa, sabe que deberá
hacer las maletas. La principal salvaguarda de esta tradición es su
público, exigente y agradecido al mismo tiempo, una afición a la
europea que si ha sido paciente en esta reconstrucción es porque ha
visto, más allá del balance o la clasificación, un estilo
reconocible y una entrega honesta y apasionada por parte de sus
jugadores.
El
actual récord de 32 victorias y 23 derrotas se aleja definitivamente
de ese discurrir casual de las primeras semanas de competición para
aproximarse a la lógica causal, y casi siempre comprobable, entre
esfuerzo y resultados. El plan de Brad Stevens, esbozado ya en el
amistoso que jugaran en el mes de octubre ante el Real Madrid,
empieza a materializarse en un baloncesto de altos vuelos,
vertiginoso, que empieza desde la defensa, desde el uso de manos, los
cambios continuos y la agresividad en todas las acciones, pero que se
despliega también en ataque gracias, igualmente, a la versatilidad
de sus hombres “grandes” y a lo heterodoxo de muchos de sus
pequeños. En numerosas ocasiones, los ataques de Boston Celtics
transcurren con los cinco jugadores en el perímetro, pasándose la
bola, jugando manos a mano o situaciones de bloqueo y continuación
abierta. Todo para generar espacio para penetraciones que a su vez,
si son frenadas a través de las ayudas, pueden generar tiros
librados de manera directa o a través del no suficientemente
elogiado “pase extra”.
Las
estadísticas avanzadas de la NBA revelan varios aspectos positivos
que bien podrían explicar el buen
momento de los verdes. Novenos en el total de puntos por cada cien
posesiones y terceros en el apartado de “Pace” (posesiones por 48
minutos), los Boston Celtics son una máquina ofensiva bien
engrasada, algo que viene a confirmar su cuarto puesto en el ratio
asistencias/pérdidas y en lo que colabora su 79% en tiros libres.
Además, para completar esta faceta ofensiva, conviene destacar su octavo
puesto en el porcentaje de rebotes ofensivos, un aspecto al que el
entrenador Stevens dota de gran importancia.
En
defensa, base fundacional del equipo pese a los últimos resultados,
los Celtics se sitúan en el tercer puesto de la liga si normalizamos
la comparación en base al criterio de puntos por cada cien
posesiones. Son también un equipo que fuerza numerosas pérdidas a
su oponente. Además, solo permiten que el rival anote el 43,5% de
sus lanzamientos, siendo cuartos en esta estadística. A cambio, esta
agresividad, sumada a la falta de altura e intimidación en los
puestos interiores, le penaliza siendo el equipo que más tiros
libres concede a su oponente (26,8 por partido) y uno de los que más
rebotes ofensivos permite bajo su propio aro.
Dentro
de cinco días, fecha límite de traspasos, sabremos si Danny Ainge
considera a esta plantilla insuficiente para la pelea por el anillo,
lo que parece más que evidente, y si consigue encontrar la pieza
adecuada. El General Manager de los Celtics cuenta con la ronda de
Draft de Nets y unas cuantas más, aunque no tan jugosas, de otros
equipos. Además, el “expiring contract” de David Lee puede ser
interesante tanto para equipos que quieran ver reforzada su plantilla
de cara a este final de temporada como para aquellos otros que
quieran afrontar con más garantías, aún, la batalla que se anuncia
para la “agencia libre”. No cabe duda, el perfil de esa pieza ha
de ser la de un pívot intimidador que pueda ofrecer puntos en la
pintura y, por supuesto, la de un hombre trabajador que compre sin
dudarlo los valores antes mencionados que caracterizan la marca
Boston Celtics. No me suenan bien ni Howard ni Love. No sé si están
dispuestos a asumir el discurso que este equipo lleva poniendo en
práctica toda una vida.
UN
ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
1 comentarios:
Totalmente de acuerdo. Me gusta mucho B. Stevens y lo que está haciendo y la plantilla aunque aún hay algunos jugadores que no me convencen por consistencia (Turner) o cabeza (Smart), creo que está muy bien escogida. A parte de Isaiah que como bien sabes me encanta.
Creo que puede haber buenos movimientos estos días (y con vistas a este verano), por lo que podría caer esa pieza interesante en un franquicia que aunque ha pasado horas bajas, siempre apetece. Sin duda el estar en puestos de playoff hoy por hoy va a ayudar. Aunque deben andarse con cuidado porque mis chartlotte acechan, y equipos como Atlanta, Detroit o Iniana parece que van cambiando su mala imagen del ultimo mes.
Una buena opción podría ser Pau, o quizás Cousins que parece estar en conflicto con Karl.... Por soñar que no sea ;)
Al fin y al cabo, por todo lo que has comentado todos somos un poquito verdes en el fondo.
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