Últimamente
estoy haciendo lo que nunca se me pasó por la cabeza durante mis
años de universidad: colarme en una clase que no me corresponde. La
celebración del curso de nivel I de entrenadores de baloncesto me
está permitiendo escuchar las lecciones de los mejores técnicos de
la ciudad y el diálogo que estos entablan con los que pretenden
serlo de aquí a unos cuantos años. Durante estos seminarios, las
cuestiones metodológicas se mezclan con aquellas otras de corte más
bien conceptual partiendo siempre de la base de que “casi todo
vale” o de que “cada cual puede mantener su posición”. Sin
embargo, estas afirmaciones, siendo necesarias para dotar al discurso
del pertinente tono de humildad, son rápidamente matizadas por la
presencia más o menos perceptible de los espectros de los padres de
la estadística, la geometría o la biomecánica moderna. Por no
hablar de los de la psicología, la preparación física, la
sociología y otras ciencias auxiliares de las que el entrenador debe
conocer al menos unas nociones básicas.
En
el curso de estas charlas se dejan caer algunas afirmaciones cuanto
menos susceptibles de abrir nuevos debates y yo, ante la necesidad de
seguir llenando de contenido este diario, he tomado nota.
1.
¿Ganar o formar?
1.1. Las defensas zonales en categorías de formación.
1.2.
La asignación de roles en la búsqueda de la mayor efectividad del
equipo ahora y sin vistas al futuro. (“Este no tira”, “jugamos
para este”).
1.3.
El uso mayoritario de sistemas como herramienta de control del
entrenador sobre el juego por conceptos, mucho más complejo de
enseñar, con mayor protagonismo de los jugadores y con, tal vez,
peores resultados en el corto plazo.
2.
El papel de la técnica individual.
2.1. “La técnica individual no existe” (Alberto Miranda). Es decir, no se debe entrenar descontextualizada, sin que el jugador comprenda su aplicación inmediata en el juego.
2.1. “La técnica individual no existe” (Alberto Miranda). Es decir, no se debe entrenar descontextualizada, sin que el jugador comprenda su aplicación inmediata en el juego.
2.2.
La técnica individual aplicada como tendencia reciente. No entrenar
recursos que un jugador no vaya a emplear en el partido.
2.3.
Los jugadores y los entrenadores deberían intervenir en la
elaboración del reglamento, algo que ha venido quedando en manos del
Comité Técnico de Árbitros de la FIBA.
3.
Los entrenadores.
3.1. La escasa ambición y capacidad de autocrítica del nuevo entrenador.
3.2.
El amateurismo. La dificultad para conciliar la tarea de entrenador
con las otras fuentes de ingresos, vida familiar, vida social,…
3.3.
¿Un gremio? ¿Nos coordinamos como tal? ¿Compartimos información?
La lógica de los clubes frente a la lógica de los entrenadores.
4.
El papel del baloncesto en el marco de la nueva “cultura del
ocio” (este es de mi cosecha)
4.1. ¿Qué valor debe aportar el baloncesto en el marco socioeconómico actual? ¿Deben volcarse los esfuerzos financieros en su dimensión mediática como espectáculo o más bien en su vertiente educativa como complemento en la formación?
Debates necesarios a los que nos deberíamos plantearnos darle respuesta.
UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
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