Uno
de los episodios que más me impactaron durante mi estancia en
Zaragoza a propósito del Curso Superior de Entrenador de baloncesto, fue la charla que nos ofreció Moncho Monsalve
acerca de nuestra pasión compartida. En un momento dado, con el
auditorio invadido por un respetuoso silencio, el mítico entrenador
medinense (de quien les escribe es paisano) se desmarcó con la
siguiente afirmación: de todos los fundamentos que hay que
enseñar para jugar al baloncesto, el más importante es el PASE.
Bueno,
al final hay que meterla, ya saben. De lo contrario la circulación
de balón y el pase no lucirían igual; sería algo así como estar
en posesión de una fórmula milagrosa para la que hace falta un
ingrediente que no existe. Pero sí, en esencia estoy de acuerdo con
Moncho. El pase hace a los equipos felices y compactos, contribuye a
la identificación del objetivo común y refuerza los vínculos entre
los miembros del equipo. Quiso el profesor Naismith que jugaran diez
y solo hubiera un balón. Parece obvio que buscaba que se
compartiera.
Y
aún hay más. El pase es la mejor herramienta para atacar. Todos los
entrenadores exigimos de los defensores que se desplacen rápidamente
en función de su posición relativa respecto de la esfera, pero
claro, hacerlo de manera armoniosa, manteniendo continuamente la
visión del jugador y la pelota como vértice más cercano al aro de
un triángulo que se amplía o disminuye en función de la posición
del balón, es una tarea que se complica cuando la circulación de
dicho balón por parte del equipo contrario es rápida e inteligente.
Si la pelota viaja de un lado a otro con velocidad es muy posible que
la defensa no pueda realizar los ajustes necesarios en el tiempo
indicado y con la coreografía precisa.
Eso
lo saben bien en San Antonio Spurs, donde tras caer
derrotados por Phoenix Suns en las semifinales de conferencia de 2010
decidieron abordar una renovación de su estilo de juego, acelerando
el tempo y utilizando a los jugadores interiores como distribuidores
de la pelota en zonas alejadas del aro ganando, así, además, un
precioso espacio para atacar la zona con penetraciones, cortes y
puertas atrás. Así, tras años construyendo la base de esta nueva
filosofía, los Spurs son ahora, en abril de 2015, el mejor equipo de
la competición –con independencia de lo que digan los números–
y los máximos favoritos para revalidar, y conseguir por primera vez
en su historia dos anillos consecutivos, el título de la NBA.
Lógicamente,
para desplegar el juego que ofrece San Antonio, hacen falta amplias
nociones de baloncesto, un alto “basketball IQ” por parte de los
jugadores y numerosas horas de entrenamiento para memorizar los
movimientos a realizar con y sin balón. Todo ello es importante, no
cabe duda, pero los entrenadores no debemos olvidar que todo empieza
con un amplio dominio del fundamento del pase tanto en lo que
se refiere a su ejecución como a la toma de decisiones acerca del
tipo de pase a utilizar en función de la situación de juego. Es
importante que el jugador domine todas las suertes del pase, que las
ejecute en su debida forma, pero también que de entre el abanico
elija la opción más apropiada.
Por
lo tanto, entrenadores, estamos condenados a no dejar nada al
azar, a trabajar todos los tipos de pase, yendo más allá del,
en muchas ocasiones, poco funcional pase de pecho. Y no solo eso,
estamos obligados a enseñar a nuestros jugadores, si ellos no lo
descubren antes, (que con los buenos jugadores es lo que suele pasar)
qué tipo de pase es más apropiado para según qué situación, amén
de a exigir rigor en cada ejecución. No permitamos más “lazy
passes” (pases despreocupados) en los ejercicios, aunque busquen
otro objetivo; no renunciemos a perseguir obsesivamente el detalle,
aunque muchas veces sepamos que no hallaremos nada al final del
camino, pues el camino es la propia persecución.
Como
ayuda para los entrenadores y como mero, que no vano, disfrute de los
espectadores, empecé a visualizar y a preparar el vídeo que os
presento a continuación y que persigue el afán de categorizar los
tipos de pase y las opciones que ofrece cada uno dentro del
juego posicional (no echen de menos, por lo tanto, los pases en
transición). Para ello, tuve la suerte de ver de nuevo los cinco
partidos de las finales del año pasado y, para que la recogida de
cortes fuera mayor, también me serví de alguno de los partidos de
la reciente racha de victorias que los Spurs aún mantienen viva
(nueve en estos momentos). No se trata de una catalogación
exhaustiva, (echarán de menos el pase picado por espalda y algún
otro) pues aunque las fijé a priori, luego tuve que adaptarlas al
material con el que contaba, ni tampoco se abarcan todas las
posibilidades de cada tipo de pase por este mismo motivo. Aun así,
creo que contiene un buen resumen de los pases que tenemos que
enseñar y de la toma de decisiones que ha de acompañar a su
ejecución. En fin, mejor que hable San Antonio por mí.
Espero
que lo disfruten. Muchas gracias y
UN
ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
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