Buenos
días. Quería deciros que hoy estreno columna en un diario digital
local. La bauticé “El Corazón de un Campeón” en evidente
alusión a la frase que pronunciara Rudy Tomjanovich tras cosechar el
segundo triunfo consecutivo de la NBA con los Houston Rockets tras
unos playoffs en los que disputaron todas las eliminatorias con el
factor cancha en contra. Ya saben “don´t ever underestimate the
heart of a champion”.
La
columna nace con clara vocación polideportiva y en ella pretendo
testificar sobre el modo en que me enfrento, como espectador, a esta
versión actual de la épica antigua y medieval. En ella dejaré
constancia de todo acontecimiento deportivo que consiga removerme las
entrañas y emocionarme.
Para
el estreno aposté por incluir una breve nota autobiográfica y por
transmitir lo que me inspira la lucha que envuelve al deporte como
actividad que eleva los esfuerzos del ser humano a un escalón
superior al del ciudadano medio quien, sin embargo, ejerce un papel
igualmente fundamental como espectador y, en cierta medida, juez.
Rescato
el siguiente párrafo y os invito a acompañarme en esta pequeña
aventura pinchando AQUÍ
Cierto,
a veces el deporte es sólo el pozo en el que volcamos nuestras
frustraciones y el deportista, no mucho más que una diana a la que
apuntan nuestros dardos cargados del veneno que escancia, sobre
ellos, la rutina. Pero es mucho más. Y no hablo sólo de la
identificación casi mística con unos colores o de la percatación
narcisista de que ese Nadal, o esa Mireia Belmonte, no son más que
uno mismo si uno mismo se hubiera entrenado como ellos, desde
pequeñito.
UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
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