Falleció
Tito Vilanova, el hombre que recibió en su ojo el dedo inquisidor de
Mourinho, el entrenador que hizo campeón al Barcelona mientras se
sometía a un agresivo tratamiento contra el cáncer que se lo ha
llevado por delante. Como es habitual la muerte de un hombre ha unido
a un mundo, el del fútbol, tradicionalmente enfrascado en batallas
tan viscerales como estériles. La tregua durará tanto como el
duelo, tanto como tarde en imponerse el olvido.
Y si
ésta fue la nota triste de la jornada, si mañana coparán portadas
y páginas de diario las necrológicas de Tito, otras esquelas
estaban preparadas para certificar la muerte deportiva del proyecto
de Pablo Laso. De poco hubieran servido las victorias consecutivas y
los trofeos de Copa y Supercopa si hoy el Real Madrid no hubiera
ganado a Olympiakos en un partido en el que, como los demás partidos
de la serie venían anticipando, el Madrid no pudo desplegar su mejor
juego. El triunfo de hoy no fue tanto el de un estilo como el de un
proyecto basado en un adecuado diseño de la plantilla y en una
química de grupo alimentada cada fin de semana a base de victorias.
Los pívots madridistas, tradicional diana de críticas tras las
derrotas, cumplieron con creces con el papel secundario que les tiene
asignado su entrenador en base al mayor talento de los jugadores de
perímetro. Bourousis desplegó su experiencia y Reyes su habilidad
para el rebote y su oficio, mientras Slaughter ayudaba en múltiples
cuestiones. El rebote, precisamente el rebote, ese arte no siempre
justamente valorado, fue la clave.
Porque
Spanoulis hizo el mismo daño que en el resto de partidos, pero más
en solitario que como director de orquesta. Le defendieron con
honestidad Darden y Llull y prefirió Laso que brillara
estadísticamente a que hiciera jugar al resto de sus compañeros.
Dio el Madrid un plus en todas las facetas gracias al apoyo de un
Palacio de los Deportes que presentó una mezcla pintoresca de traje
y corbata, sudaderas y camisas sudadas, cámaras de última
tecnología y móviles analógicos para actuar como el sexto jugador
que tanto habíamos echado de menos en el pasado reciente.
Sexto
o tal vez séptimo, si se comprueba que hay dos “Rudys” en la
cancha, uno defendiendo al hombre y otro en zona, cortando líneas de
pase, ayudando aquí y allá, tratando de taponar cada tiro o
penetración para luego salir al contraataque o asolar la zona rival
a base de penetraciones que, si las hiciera cualquier otro jugador,
calificaríamos como suicidas. El chachismo, filosofía incompatible
con los partidos de la más alta tensión, dejó paso al trabajo
menos vistoso y al oficio como bandera. Así se ganan los títulos, y
aún quedan los más importantes en juego.
Con
esta victoria el Real Madrid renueva su crédito y alcanza su segunda
Final Four consecutiva. En semifinales, al igual que el año
anterior, se verá las caras con el Barcelona. Será, no puede ser de
otra manera, una dura batalla que se resolverá por detalles.
UN
ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
1 comentarios:
Por juego desplegado durante toda la temporada el Madrid merecía estar en la Final Four, el basket ha sido justo en ese sentido y ha premiado al conjunto de Laso... Esa filosofía de juego, con sus defectos, es una bocanada de aire fresco para este maravilloso deporte en el que hoy en día muchos entrenadores se encargan de dilapidar el talento a base de pico y pala, y sobre todo basket-control.
De la serie destacar el OUT de Mirotic, todavía no le he visto realizar un gran partido en momento crucial (Grecia fue prueba de ello), y en esos partidos es donde debería dar un golpe en la mesa para reivindicar su candidatura a la selección.
Sergio Rodríguez ha sido neutralizado a la perfección por la defensa de Olympiacos y muy a cuenta gotas ha sabido leer lo que necesitaba el equipo, mucho yoyo y poca circulación de balón.
Rudy... is the man!!! Para que luego viniesen muchos cuando se le fichó diciendo que ese pastizal mejor invertirlo en varios jugadores. Venga ya!!!
Sergio Llull, la prueba irrefutable de que ha alcanzado la madurez es esta serie. Muy centrado, sabiendo en todo momento que tenía que aportar al equipo y sin salirse del guión cuando no fue su día... Ayer otro golpe en la mesa para que aquellos que le tachaban de no aparecer en los partidos importantes.
Me preocupa de cara a la Final Four, el no jugar más con los pívots en el poste bajo y abusar del triple. El juego dentro-fuera resulta crucial en esos dos partidos donde tanto Barça, como CSKA juegan a lo que todos sabemos, basket pausado donde cada canasta cuesta sangre sudor y lagrimas... Ojo con Maccabi!!!
Creo que no me dejo nada ^_^ a ver que comentan los demás contertulios, sino no les dejaré nada que decir ¿no?
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