Siempre Navarro





Eran las siete de la tarde y todo estaba preparado en el Palau. El escenario lucía sus mejores galas. Las gradas, repletas de banderas esteladas, anunciaban una enorme orgía de nacionalismo e independentismo catalán. La excusa, un partido de baloncesto contra el máximo rival, el exponente, bajo su prisma, del centralismo y la España dieciochesca de los Decretos de Nueva Planta y el despotismo ilustrado (a lo que contribuía indudablemente la barba de Sergio Rodríguez similar a la que se dejó el Príncipe Felipe en fechas recientes). 



Por suerte, dos horas después, la excusa se había convertido en el acontecimiento principal de la velada y los gritos de independencia se transformaron, de súbito, en la aclamación popular de un héroe desprovisto de músculos hipertrofiados o de la labia de un Cicerón. Para la fortuna del buen aficionado, el baloncesto se hizo con las riendas de la mano (y los pies, los apoyos como no se cansó de repetir Manel Comas durante la retransmisión) de un Juan Carlos Navarro al que todo adjetivo calificativo (en positivo) que pudiera acompañarle resultaría insuficiente.

Se presentaba el Madrid en Barcelona con ganas de batir récords y de poner en apuros al máximo rival de cara a su clasificación copera. Sin embargo, los de Laso volvieron a mostrar sus carencias dejando un regusto amargo en la boca del seguidor blanco para cuya desaparición harán falta mucho más que doce uvas y una buena borrachera. El estilo del Madrid divierte, pero no es el indicado para alzarse a final de temporada con los títulos de mayor importancia. Así, mientras en los dos últimos partidos el Regal ha demostrado poseer condiciones para adaptarse a cualquier tipo de ritmo o marcador, el Real ha quedado en evidencia. Sólo tiene una marcha. Y no tiene juego interior.

Sin intimidación ni rebote defensivo, a la defensa del Real Madrid le queda confiarse a la rapidez de manos, y piernas, de Rudy, Draper o los Sergios. Sin embargo, al saberse desprotegidos, muchas veces se encuentran ante el dilema de apretar y ser rebasados o dar un paso atrás para intentar mantenerse entre el balón y la canasta. No sé si desde las oficinas del club blanco dan por cerrada la plantilla o si aún existen opciones para reforzarla, pero lo cierto es que el equipo necesita un pívot que asegure rebotes atrás y que cambie unos cuantos tiros en las proximidades del aro.

Pero sería injusto seguir hablando del Madrid en una noche como la de hoy en la que el mundo del baloncesto aún sigue rendido a los pies de Navarro. El twitter ardía a eso de las nueve de la noche y las afirmaciones hiperbólicas se sucedían a riesgo de ofender, sin querer, a Petrovic (no dejéis de ver el vídeo a continuación), Gallis u otros mitos del baloncesto continental. Llovían, también, comparaciones con estrellas de la NBA. Quizá nos pudo la euforia, pero qué delicioso sentimiento éste de saberse feliz por el hecho de existir y de poder ver jugar a un ser aparentemente como nosotros capaz, eso sí, de meterle 33 puntos al Madrid en una serie casi perfecta de tiro y con un estilo inigualable que mañana más de un niño tratará de imitar en el parque junto a su casa.



Gracias a Navarro, a su talento y a su amor por este juego, el baloncesto quedó liberado de las ataduras en forma de sistemas y se simplificó hasta el punto de ser infinitamente bello. Sirva esta exhibición para reivindicar que el trabajo en los clubes de cantera se aleje de la geometría de los esquemas tácticos y se acerque al arte más primario de la danza. Primemos, quienes tenemos la responsabilidad de gestionar un mayor o menor talento, los juegos de coordinación, la creatividad y el uno contra uno. A lo peor perdemos el siguiente partido. A lo mejor, quién sabe, el día de mañana la red social que haya dejado obsoleta a Twitter esté repleta de mensajes de adoración y pleitesía hacia uno de nuestros pupilos. Ocurra esto o no, la mera posibilidad hará que haya merecido la pena. ¿O no?

Reflexiones aparte, lo cierto es que una tarde como ésta merece ser recordada. Lo que iba a ser una orgía política para unos pocos devino en un orgasmo generalizado sin posibilidades de exclusión. No está mal sentirse de un sitio e identificarse con sus símbolos y valores. Entiendo, aunque no comparta, a los que hacen de una bandera su patria, o de una patria una bandera. Pero me identifico más, si es que ésta es la cuestión, con los que en la vida o en el baloncesto, son capaces de reconocer el arte a cada paso, el amor en cada rincón y el talento en las manos y los pies de un genio como Navarro. ¿Independencia? Qué sé yo. ¿Navarro? Siempre.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

1 comentarios:

Tòfol Ferriol dijo...

Amigo Juanjo!!!!
Por ser el último día del año, voy a comentar tu post jeje!
Estoy 100% de acuerdo que el Real Madrid necesita un pivot que domine bajo los aros. Slaughter (no se si se escribe así) no es un pivot pivot, aunque su buen trabajo hace, y Felipe, aunque este en un estado de forma óptimo no es suficiente. Ahí tengo que darte la razón.
En cuanto a que el sistema del Real Madrid no gana campeonatos...ahí si que no estoy de acuerdo. 14 jornadas atrás, se decía que el Real Madrid actual, era uno de los mejores Real Madrid de todos los tiempos, con un juego que gusta y es efectivo. Resulta que ahora, porque ha perdido contra la mejor versión del Barça Regal, ya no tiene opciones de ganar campeonatos??? No creo yo en esas teorías. En la final pasada, de no ser por la cagada en la selección de tiro de Llull y la potra descomunal de Huertas, el Madrid hubiese sido justo campeón de la liga Endesa!
Por contra, el Barça Regal sigue teniendo muy buen equipo, y está empezando a encontrar un juego en el que se encuentra cómodo, pero dime, ¿tu crees que si Navarro no hubiese estado en un % tan alto de acierto, el final de partido hubiese sido el mismo? ¿Si Navarro no hubiese enchufado ese triple de 8-9 metros, posteriormente Wallace, o Saras, hubiesen tenido la tranquilidad con la que tiraron esos triples que metieron? Yo creo que no. El Real Madrid jugó, y mucho para mi gusto, lo único, que cuando Navarro juega a este nivel, poca cosa mas queda, y si encima, los demás también tienen el día, pues aguanta cómo puedas. Pero el Real Madrid si que puede ganar campeonatos con este sistema, aunque, como tu dices, necesita un buen center para ello. El Real Madrid, remontó, se puso a 4 puntos si mal no recuerdo, de la mano de un muy buen Sergio Rodriguez, pero ahí estaba Navarro, nada mas. No es que no sea normal que el Real Madrid este 14-1, lo que no es normal que el Regal Barça este 8-7. Lo normal seria que estuviesen ambos en 14-1 o guarismos similares. Para mi, al Barça le urgía mas la victoria, y el Madrid, pese a no querer perder, ¡¡OJO!!, se lo tomó con mas filosofía. Tantas veces os he leído decir que en la NBA lo importante son los play-off, que aquí, voy a decir lo mismo! En el play-off, veremos quien es mejor, si el Regal Barça, o el Real Madrid.
Que pases una buena noche de fin de año amigo!! Y que el año en el que entramos, nos de mucho mas para dialogar sobre BA-LON-CES-TO.
Un abrazo amigo!

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