Mientras
los viejos rockeros siguen batiendo marcas de anotación (Kobe
Bryant, 30.000 puntos, Paul Pierce, 23.000, y Ray Allen, 11º en la
lista histórica), dando la batalla bajo los tableros y ganando
partidos con triples imposibles, un nuevo espíritu está impregnando
la liga. Es el espíritu de la bahía de Oakland, el de los chicos
dirigidos por un Marc Jackson, tercer máximo asistente de todos los
tiempos en la NBA, que ha conseguido que el juego alegre y dinámico
de los Golden State Warriors empiece a plasmarse en triunfos.
El
récord actual del equipo, con 15 victorias por sólo 7 derrotas,
luce más lustroso aún habida cuenta de las bajas de Andrew Bogut,
Brandon Rush y Richard Jefferson. Es cierto, ya lo sé, que las
continuas lesiones del pívot australiano impiden hablar de ellas
como de una contingencia. Sin embargo, la mera posibilidad de que el
jugador nacido en Croacia pueda compartir dupla interior con el
versátil David Lee abre una puerta a la esperanza. La sola presencia
de un jugador de 2,13 que puede pasar y anotar además de intimidar
provocaría un salto de calidad instantáneo en el juego de todo el
equipo. Bogut, sin duda, contribuiría a la mejora de los porcentajes
de Klay Thompson y Stephen Curry, dos exponentes indiscutibles del
baloncesto de la vieja escuela y de cuyo talento es imposible no
enamorarse.
Klay,
escolta de casi dos metros e hijo del antiguo Laker Mychal Thompson,
es la encarnación de la eficiencia en una cancha de baloncesto.
Flotando sobre el parqué este joven jugador no realiza ningún
movimiento en balde. Su mecánica de tiro, sus bandejas en extensión
y sus tiros por elevación representan la mejor ilustración que un
libro sobre técnica individual de baloncesto pudiera contener. Sólo
un draft fecundo en jugadores de perímetro y un pequeño asunto
relacionado con las drogas evitaron que fuera uno de los primeros
cinco de la clase en 2011. Sin embargo, si las lesiones le respetan y
su ética de trabajo le acompaña a lo largo de toda su carrera, Klay
podrá decir, esperemos que dentro de muchos años, que él fue junto
a Kyrie Irving el gran abanderado de su generación.
Fino
estilista, gran tirador e hijo de un antiguo jugador de la NBA es,
también, Stephen Curry. El eterno ídolo de la modesta Universidad
de Davidson y miembro del equipo nacional estadounidense que venciera
en el Mundial de Turquía en 2010, ha vencido la batalla ante la
plaga de lesiones que le venía afectando en los últimos años. Con
sus tobillos en orden a Curry sólo le queda centrarse en hacer magia
con su espigado cuerpo demostrándole al mundo que el prototipo de
jugador que encabezan Lebron James o Dwight Howard es sólo uno más
de los que se abren paso en la mejor liga del mundo, enseñándole al
aficionado, y también al niño que empieza a enamorarse del balón,
que los fundamentos son la mejor defensa contra las teorías
evolucionistas de la selección natural o la supervivencia del más
fuerte.
Estos
ingredientes de alta cocina sumados a los siempre profesionales
Jarrett Jack, Carl Landry y a la nueva perla de la factoría de North
Carolina, Harrison Barnes, deben llevar a la franquicia a una
posición de playoff, algo que no experimentan desde aquella hermosa
aventura en 2007 cuando consiguieron derrotar en primera ronda a unos
Dallas Mavericks que habían estado intratables durante la temporada
regular (67-15). Entonces fue la locura, pilotada por Don Nelson, de los Baron Davis, Al
Harrington o Stephen Jackson la que devolvió la ilusión a la
hinchada. Más lejos aún quedan los tiempos de Chris Mullin y Tim
Hardaway, los más remotos aún de Mitch Ritchmond y los casi
prehistóricos de Thurmond o Barry. Del anillo de 1975 ya nadie habla
por la bahía. Ahora todos lo hacen de Curry y de Klay, de David y
Carl, de Harrison y de la vuelta de Andrew, de lo bien que lo hace
Mark en el banquillo o de lo bonita que es la nueva camiseta.
Os lo
recomiendo. Seguid de cerca a estos Warriors. No os van a
decepcionar. Ellos son la mezcla mejor elaborada del viejo y el nuevo
basket pues haciendo gala de conceptos casi olvidados como el tiro en
suspensión, la bandeja por elevación o el pase extra no se han
olvidado de defender y de correr y por eso, claro, además de
divertir ganan. Que dure la racha... Que permanezca el espíritu.
UN
ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
5 comentarios:
Tengo que reconocer, que de entrada no di un duro por ellos, en parte por los 3 años anteriores. Las lesiones constantes de Curry, y la locura de Monta Ellis llevada exclusivamente al ataque hizo que me desentendiera de un equipo abocado a la derrota constante.
Pero hoy, me tengo que quitar el sombrero ante un equipo que ya sabe defender (algo, aún no tanto como debiera), un equipo que piensa como tal (como bien dices, el pase extra) y sobre todo, un equipo que tiene clase.
Estoy maravillado con Thomson, pillado por sorpresa. Sin duda no me esperaba que se adaptara tan bien en la nba y que pudiera mantener el nivel que tiene desde el triple.
Como el caso de Studamire, espero que la recuperación de Bogut, no desequilibre el buen hacer de Jackson. Jefferson, sin duda sumará.
Buena año para la NBA.
Buena entrada Juanjo.
Me pondré al día con este equipo, estaba muy desinformado. Si juegan como dices, espero que lleguen lejos.
Abrazos
Dani Legend
como huele esto de siempre poner el acento en los entrenadores.Sí, que ya sabemos que intentas darle bombo a su papel porque entrenas a unos mocosos, pero todos sabemos que su papel en una cancha es mínimo. Quien gana los partidos son los jugadores.
cambia de estrategia.
Antonio
@Javier Palao. Muy de acuerdo contigo Javi. Hablamos sobre ellos alguna vez y están cumpliendo con mis expectativas. Eso sí, en el baloncesto tipo playoffs lo tendrán mucho más difícil.
@Dani Legend. No dejes de hacerlo. Son una delicia.
@Antonio. Valoro el trabajo de los entrenadores porque siento que lo merecen, no por cualquier otra motivación oculta.
Vaya con el "Maquiavelo de los Pizarrales", lo joven que es y la cantidad de enemigos que tiene ya.
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