Perdónenme
por hablarles de Nueva York sin haber pisado Central Park.
Discúlpenme por hacerlo en la semana en que la Gran Manzana fue
atacada de manera violenta por el huracán Sandy. Entiendan que me
base en lo que el cine, la literatura y el arte nos han legado, para
tratar de explicar el nacimiento de una nueva rivalidad en la mejor
liga del mundo. Un puente separa los distritos de Manhattan y de
Brooklyn. Un río, el East River, en su desembocadura, y una bahía,
confrontan y oponen dos maneras de entender la vida, la arquitectura
y el arte en todos sus géneros.
Sin
embargo, antes de incidir en las diferencias existentes entre ambos
distritos, me gustaría hacerlo de las dos franquicias que los
representarán en esta nueva temporada. Una de ellas, los Knicks,
forma parte imborrable del paisaje NBA. No en vano disputaron el 1 de
noviembre de 1946 el primer partido de la historia del campeonato.
Los Nets, por su parte, son un producto de la ABA, una de las
franquicias que se integran en la NBA tras la fusión de 1976,
momento, además, en el que se mudan hacia Nueva Jersey después de
haber sido bautizados como New Jersey Americans en 1967 y tras haber
disputado ocho campañas bajo el nombre de New York Nets.
Curiosamente, fue durante el período de cohabitación entre ambas
ligas cuando los equipos neoyorquinos alcanzaron las mayores cuotas
de éxito. Así, si los Knicks conseguían sus dos únicos anillos
hasta la fecha en los años 1971 y 1973, los Nets se impusieron en
1974 y 1976 en la competición del balón tricolor. Numerosas
estrellas de nuestro deporte vistieron en algún momento alguna de
las dos camisetas. Rick Barry, el Doctor J, Drazen Petrovic o Jason
Kidd jugaron por los Nets e ídolos como Willis Reed, Earl Monroe,
Walt Frazier, Bernard King, Patrick Ewing o Latrell Spreewell lo
hicieron defendiendo la camiseta de los Knicks.
En el
centro de Manhattan, entre la Séptima y la Octava Avenida, junto a
la parada de metro Pennsilvania Plaza, y sobre los escombros de una
vieja estación de tren derruida, se levanta la cuarta versión del
Madison Square Garden, una verdadera catedral del deporte, el teatro
y la música, un escenario de ensueño que se llama Garden y que bien
pudiera ser el mismo edén. En él se celebran los partidos de los
Knicks como locales y en él, a pesar de la presencia de famosos de
toda condición a pie de pista, acuden principalmente, al menos en
las primeras filas, blancos de mediana edad y de clase alta embutidos
en trajes de diseño que bien podrían responder al nombre de Sherman
McCoy, el protagonista de la Hoguera de las Vanidades de Tom Wolfe, o
ser, por qué no, los herederos del Gran Gatsby, ese rico solitario
que organizaba fiestas en el Lower East Side con la única intención
de reconstruir una vieja historia de amor que la guerra, como es
habitual, rompió. Y es que los Knicks, aunque tengan a Spike Lee
como abanderado y aunque sean el equipo favorito de Whoopi Goldberg o
Puff Daddy (habrá que ver si lo siguen siendo después del paso de
los Nets a Brooklyn), representan el clasicismo y la tradición. Son
el emblema de un distrito, Manhattan, donde se urden las tramas de
las novelas de Auster y en el que viven los ejecutivos de alta
cualificación académica y pobre condición moral de algunas
películas de Woody Allen. Y sí, en Manhattan también hay adictos a
la pornografía que recorren en su taxi las calles de la ciudad en
medio de la noche o prostitutas de lujo que se enamoran de gigolos,
pero a éstos no les interesa el baloncesto.
En
cualquier caso, todos ellos tendrían cabida en Brooklyn, el distrito
más poblado de la ciudad que nunca duerme, un hervidero de culturas
mezcladas en perfecta, aunque no siempre, armonía. Lugar de
residencia de artistas sin la solvencia necesaria como para vivir en
la otra orilla del East River, nodo de intercambio de ideas y paraíso
para todo el que viaja en busca de inspiración. Frente al clasicismo
de Manhattan Brooklyn enarbola la bandera de la modernidad. Por ello
no debe extrañar que el Barclays Center, sede de los partidos de los
Nets como locales, sea lo más parecido a una nave intergaláctica.
Una nave revestida de colores atractivos que después, para sorpresa
de muchos, presenta unos interiores dominados por el negro, el color
de piel que tapizará las primeras filas durante los partidos de su equipo. Negro rapero y hiphopero. Ritmos venidos de otras tierras que
encontraron cobijo, al igual que sus portadores, en el acogedor distrito de Brooklyn.
Los
efectos del huracán han impedido que el partido previsto para esta
noche se disputase. Aun así, si nada extraño ocurre, nos esperan
años de rivalidad entre ambas franquicias. Y yo, aunque más de
Sinatra y su “old New York” que de Jay Z y su Jungla de Cemento
(Concrete Jungle) y aunque más de Broadway que de Coney Island,
prefiero la apuesta baloncestística de los Nets dirigida por Avery
Johnson desde el banquillo y por Deron Williams en la cancha. Éste,
bien rodeado por Joe Johnson, Gerald Wallace, Brook López, Kris
Humphreys, Blatche o Marshon Brooks, ha de llevar a los de Brooklyn a
ser el primer equipo de Nueva York, a cruzar el puente, subirse a los
rascacielos y a tocar el cielo de la capital del mundo con sus manos.
Que
empiece la batalla. Ah, eso sí, en términos deportivos. Que lo que
un puente ha unido, no lo separe el basket.
UN
ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
5 comentarios:
Sin duda, un duelo apasionante. Pero creo que este año (y quizás el próximo) serán de los Knicks, El proyecto de Nets es muy interesante, pero aún verde.
Brooklyn - Poca defensa, excelente 5 inicial pero 0 banquillo y algunos jugadores algo desinflados (Wallace, López).
Knicks - Excelentes fichajes off season, Kidd, Felton (fantástico), Copeland, Camby, Thomas, Wallace y sin duda Prigioni. Un banquillo compensado en edades y posiciones que da miedo. Si a ello añades a las estrellas Amare, Melo y Chandler junto con los letales Novak y Jr. Smith que puede ser muy eficiente en defensa y ataque si tiene el día, es un equipo play off.
Ami sin duda se me hace muy atractivo y apuesto por ellos en NY.
Taxi driver castigaría al que ha hecho y sobre todo deshecho estos años en los Knicks. De todas formas, la lógica de mercado se impone, y tienen un buen equipo...bastante peor del que podrían aspirar a tner con ideas más claras, en mi opinión.
Los Nets han pagado su condición de nuevos ricos, y creo que gastan demasiado en algunos jugadores que no lo merecen (Brook López, el superpívot que jugó el año pasado 30 minutos y no cogió un puto rebote jajuajajajjajajaj)
Cuanto más juegue Amare, más posibilidades doy a los Nets :P y apuesto por ellos como proyecto, prokhorov parece un tío que sabe moverse. Que los Knicks queden dos posiciones mejor este año para que los eliminen a las primeras de cambio no creo que sea un objetivo, y los Knicks llevan años acostumbrados a la mediocridad.
Ahora me equivocaré, as usual xDDD
PD: Que hermoso es ese puente. Siempre me acuerdo de "Érase una vez en América" y su canción principal del maestro Morricone... ;) Un abrazo
muy buen post, muy lindo puente. Espero poder algún día visitar esa ciudad.
Por cierto, un apuntillo:
El puente que has puesto en la foto, es el Verrazano que comunica Brooklyn (de hecho Staten Island) con New Jersey y no el puente de Brooklyn (mucho más bonito a mi entender, de piedra y más antiguo y pequeño que el otro) que comunica Manhattan con el distrito de los Nets. ;)
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