Ni
siquiera en la noche de los tiempos, cuando los cuentos de Gasol y
Navarro sean batallitas de abuelito que nadie se creerá, sabremos
cuál fue la aportación real de Sergio Scariolo a los éxitos de una
de las tres mejores selecciones europeas (junto a la URSS de los 70 y
la Yugoslavia de finales de los ochenta y principios de los 90) de la
historia del baloncesto.
Los
hubo críticos con su elección, con el hecho de que asumiera su rol
sin renunciar a su cargo en el Khimki ruso cuando ésta había sido
una de las causas (aparentemente) del cese de Pepu un par de años
antes. Los hubo que criticaron su nombramiento desde una perspectiva
proteccionista y nacionalista o es que acaso en España no había
candidatos suficientes.
Apuesta
firme de José Luis Sáez, Sergio Scariolo no elige el momento. El
momento le eligió a él. Sólo así se explica que él fuera el
llamado a dirigir el primer partido de la selección después del
casi milagro de Pekín, de cuarenta minutos que hicieron que los
aficionados se olvidasen de unos Juegos Olímpicos más bien
mediocres para encumbrar la obra de Aíto y ensalzar el trabajo
anterior de José Vicente Hernández.
En
Polonia, cuando estuvimos a minutos de quedar eliminados en la
primera fase, el deporte se mostró más caprichoso que nunca.
Cuestionada su jerarquía por unas palabras de Marc Gasol al
finalizar el partido de Turquía y otras de Navarro en las que éste
reclamaba un juego más alegre, todo empezó a funcionar a partir de
los cuartos de final. Con un chaval de 19 años al mando España
desarrolló un juego eficaz y espectacular que barrió de la pista y
de manera sucesiva a Francia, Grecia y a la emergente Serbia que nos
había vencido en el primer partido del campeonato. De aquella manera
tan demoledora España se hacía con el primer Europeo de su historia
y empezaba a sentar las bases de cuatro años llenos de éxitos que
sólo la magia de Teodosic pudo teñir de sombras.
La
magia de Teodosic, la salud de Navarro y la ausencias de Calderón y
Pau Gasol. Aquéllas fueron las cuatro claves para que la defensa del
título mundial fuera más bien modesta. Claro, la quinta, para
muchos, fue la presencia de Sergio Scariolo. ¿Pero cómo? Si él no
tuvo nada que ver en que ganáramos el Eurobasket del año anterior,
cómo pudo ser él, entonces, el responsable del fracaso de Turquía.
Pues seguro que algo pudo hacer mejor. Seguro que en más de una
ocasión se equivocó en las rotaciones, en la preparación de los
partidos o en los planteamientos defensivos.
Seguro.
Seguro que tantas veces como en el Eurobasket de 2011 que España
vuelve a vencer con solvencia. Simplemente, esta vez jugaron Calderón
y Gasol y a Navarro le visitó la inspiración y le pilló donde
siempre le pilla, en la cancha. Trabajando. Divirtiéndose. La España
cicatera y especuladora de Scariolo, muy lejos de aquella brillante
selección de Pepu, anotó 92 puntos de media en los tres partidos
eliminatorios demostrando falsos todos estos argumentos. Más aún si
los comparamos con los 74 puntos de los tres partidos decisivos del
Eurobasket 2007 o, incluso, los 78 del siempre añorado Mundial de
2006.
El
ciclo olímpico se cerró en Londres. Allí, en la capital del
Imperio Británico, se puso de manifiesto que los Juegos son otra
cosa, que para ganar una medalla sólo existe un camino, el del
sufrimiento. Y se sufrió, se cogieron atajos (biscotto contra
Brasil) y se recurrió al oficio para vencer al poderío físico
francés y a los estrategas rusos. Pero en fin, si Aíto salió por
la puerta grande por los últimos 40 minutos de Pekín, no menos
valor tienen los que se disputaron en el O2 Arena ante unos Estados
Unidos sin Wade ni Howard, pero reforzados con la imponente presencia
de Kevin Durant.
Tres
años, cuatro grandes competiciones y mil juicios paralelos sumarios
y no siempre legales contra una figura que generó controversia desde
su nombramiento, pero que se va dejando las vitrinas llenas de
trofeos y a la selección convencida de que un último baile aún es
posible, de que en España, en 2014, la venganza, vendetta, aún se
puede servir en frío.
Grazie
Sergio y arrivederci.
UN
ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS