A
escasos días de que comience una nueva temporada, buscando la
inspiración en cualquier rincón de este mundo y convenciéndome a
mí mismo de que todo va a salir bien, di de bruces con una de las
millones de charlas que la organización TED (technology,
entertainment, design) tiene a bien ofrecernos de manera gratuita con
el afán de que el conocimiento fluya a través de los cinco
continentes. Bueno, en realidad no fue así. Era conocedor de su
existencia y me lancé a su búsqueda con la voracidad del que se
siente hambriento de experiencias, de quien se hace pasar por sordo
no porque quiera, sino porque nadie ofrece nada interesante que
escuchar. Sin embargo, con el halo que distingue a quienes han sido
llamados para dejar su huella en este planeta, dosificando palabras y
silencios, John Wooden en su reflexión sobre el significado del
éxito consiguió despertar en mí ese viejo afán por aprender, ese
añejo hábito de escuchar con los ojos abiertos y la boca a medio
cerrar.
Puede
que no dijera nada que no supiera o intuyera, nada que no me hubieran
contado mis padres en alguna que otra ocasión. Sin embargo, gracias
a su manejo de las anécdotas y de las historias como herramientas
para dotar de mayor énfasis a su mensaje y al empleo de citas
célebres como refuerzo de su tesis, John Wooden logra adentrarse en
el espíritu de quien tiene delante para nunca jamás salir de él.
El viejo maestro dignificó con su existencia las palabras “profesor”
y “entrenador”. Ganó más que nadie, pero gracias a esta charla
podemos comprender que en su lecho de muerte sonrió no por los 10
títulos de baloncesto colegial que conquistó y sí por haber hecho
todo lo que pudo, por haber vivido con la máxima honradez y por
haberse dedicado por completo, todo él, a la maravillosa tarea de
enseñar. Gracias maestro, siga descansando en paz.
Espero
que podáis disfrutar de la charla (disponéis de subtítulos en el
ángulo inferior izquierdo de la imagen. Debéis pausar el vídeo para que aparezca la opción) y que algún día podamos
debatir sobre las nociones de éxito y fracaso.
UN
ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
3 comentarios:
Mucho más que un gran profesor o un gran entrenador. Un hombre sabio :) Maravilloso. Muchas gracias.
Un abrazo :)
Un hombre sabio sí señor. No se puede decir mejor.
Un hombre sabio que influyó de forma enorme la carrera de dos mitos como Lew Alcindor y Bill Walton. ¿Quién sabe si hubieran sido algo menos grandes sin el legado de Wooden?
Saludos.
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