Quedan
doce segundos para que concluya la competición en Londres. Doce
segundos en un abarrotado O2 Arena que le ha enseñado a los
británicos las maravillas de un deporte llamado baloncesto. España
sigue peleando cada balón redimiéndose de los pecados de la primera
fase, haciendo olvidar los malos minutos y las decisiones éticamente
reprochables. Fin de partido.
Se
derrumba mi corazón al ver a Pau Gasol dirigiendo el corro final del
equipo perdedor, de una generación que se bautizó en Lisboa y que
Dios no lo quiera, tal vez esté diciendo adiós en estos momentos.
El Mundial de 2014 en casa debe ser un aliciente lo suficientemente
grande como para solicitarles una prórroga a Navarro, Gasol y
Calderón y que éstos nos la concedan. Ellos se han de unir al
futuro mejor base del continente, Ricky Rubio, al incansable Rudy, al
cada año mejor Marc Gasol y al que promete ser un ala pívot de
época, Nikola Mirotic, para que el último aliento de este grupo de
jugadores se consuma en lo alto del podio, en el templo que la
organización elija para dirimir la final de dicho Campeonato del
Mundo.
No es
momento para hacer balance, tampoco para jugar a entrenador y limar
al más mínimo detalle lo que se pudo hacer mejor. Y es que primero
fue Durant y luego fue Lebron. Y si nos hubiéramos decidido a frenar
antes al primero, también antes nos hubiera castigado el segundo.
Estamos asistiendo, y sólo la falta de perspectiva nos permite
conocer las verdaderas dimensiones, a la coincidencia en el tiempo de
dos grandes mitos de la canasta, dos tipos que, aunque tampoco es el
momento, hacen parecer pequeño a un Bryant que sostuvo durante mucho
tiempo a una liga huérfana de ídolos tras la marcha de Michael
Jordan. Por ello es de justicia reconocer el mérito de la selección
norteamericana, rendir mención a la pasión con la que se mueven en
la cancha y disputan cada balón. Les recriminaron sus excesos en el
arte de caminar y no caminaron, les criticaron por no pasar el balón
y han sido el mejor ejemplo del pase extra. Decían, decíamos, que
eran débiles en el juego interior y encontraron fórmulas para que
la herida no fuera mortal.
Démosle
el mérito que tiene y merece al señor Mike Krzyzewski, al jefe al
que todos los jugadores del combinado norteamericano respetan, a un
señor religioso que convirtió en rito ineludible, dentro de una
comunidad universitaria repleta de geeks, el acudir al Cameroon
Indoor Stadium cada día de partido.
Y si
hablamos de entrenadores, qué decir de Don Sergio Scariolo, ese hijo
agradecido que encabeza la fundación en honor a su padre y a su
lucha baldía contra la leucemia para que otros la puedan vencer. No
se trata de hacer demagogia, sólo de pedir que ese mismo esfuerzo de
memoria lo hagamos los aficionados para con quien dirigió a esta
selección durante un ciclo olímpico excelso y maravilloso, con dos
Eurobaskets consecutivos y un Mundial sin Gasol del que sólo nos
pudo apartar un inspiradísimo Teodosic. Es imposible que todos estos
méritos se hayan conseguido a pesar de Sergio Scariolo y no gracias
a su aportación, mayor o menor, a la mejora táctica de un grupo al
que le hacía falta una cierta renovación de contenidos.
Pero
si un hombre debe personificar este éxito que sin lugar a dudas es
de conjunto, ése es Pau Gasol, una figura a la que los mejores
jugadores del planeta abrazan con veneración porque es, como dijo
Coach K, uno de ellos. Quién nos iba a decir hace quince años que
uno de los nuestros podría llegar a ser uno de los suyos, que ese
niño que jugó siete minutos en Lisboa sería el jugador
determinante que es ahora, un héroe más de quienes un día sueñan
con parecerse, aunque sea un poquito, a estos ídolos de carne y
hueso.
En
unas pocas horas se apagará el fuego olímpico. España lo hará con
diecisiete medallas, cumpliendo los pronósticos y lamentando muchos,
demasiados, cuartos puestos. Sin embargo, a raíz de lo vivido esta
tarde, por hacernos soñar durante más de treinta minutos con
derrotar a una selección que sólo el tiempo situará en su concreto
lugar en la historia, podemos decir orgullosos que no son diecisiete,
que son diecisiete y media. Diecisiete que se pueden tocar, media que
viajará con nosotros siempre en el recuerdo. Media que representa el
orgullo de todo un pueblo, el español, al esfuerzo que todos
nuestros deportistas han puesto durante estos cuatro años, a sus
renuncias y a sus lágrimas, a su sangre y su dolor. Media medalla
que encuentra su mejor reflejo en los valores que esta selección de
baloncesto representa.
Gracias
a todos los deportistas que durante estos dieciséis días nos habéis
rescatado de la rutina y del veneno que supone el desayunar, comer, merendar y hasta cenar fútbol. Os echaremos de menos durante
cuatro años. Por eso, egoístas nosotros, egoísta yo, os ruego un
nuevo esfuerzo, una nueva lucha por un renovado sueño olímpico. El
de Río 2016. Nos vemos.
UN
ABRAZO Y BUEN DEPORTE PARA TODOS
7 comentarios:
Casi, casi. Qué poquito a faltado. Y lo mejor de todo es la cara de desolación de los jugadores españoles, lo mejor, digo, porque sabían que podían ganar, se creían capaces y lo han visto muy cerca. No estaban medianamente contentos con la derrota y el buen partido. Y eso es un gran síntoma.
Te tengo que atizar un poco Juanjo: leo el blog a menudo y son muchos los comentarios negativos que cuelas sobre Kobe cada vez que puedes. No voy hacer una defensa del jugador (que te la sabes de memoria, soy un pesado), pero no estaría mal alguna entrada en el futuro sobre un jugador que ganó 5 anillos, y que ha batido muchos registros en la NBA tras 16 años consecutivos (y lo que le queda).
Me gustan muchos los juegos y me han gustado tus aportaciones desde el blog. Ahora nos toca volver a la tiranía del fútbol.
Dani Legend
Hola,
No puedo por menos que corroborar las palabras de un gran escritor como lo es el que teclea las palabras de este titular.
Siento y presiento que se acaba una época, una época en la que selección española de BA-LON-CES-TO ha degustado las mieles del triunfo en un sin fin de ocasiones. Que sepáis que una plata también sabe a miel, que no hace falta un oro para estar felices, que aunque "jodidos" debemos estar muy orgullosos de esta/nuestra selección de baloncesto.
Por lo dicho, mañana desayunaré tostadas con miel, que ricas estarán, ya las estoy saboreando.
Viva la selección Española de Baloncesto 2012!!!
No puedo poner ni una coma a este post.
Es así, una gran generación de baloncestistas americanos nos han ganado. El tiempo los pondrá en su sitio, pero es la segunda mejor generación, para mi.
Lo de España ha sido maravilloso. Lo de Navarro genial y lo de Pau Gasol excepcional.
Antonio
Totalmente de acuerdo con este post, sólo una pega, y es la facilidad con la que los villanos pasan a héroes. Como bien predijeron nuestros chicos, muchos se han vuelto a subir al carro, pero lo realmente difícil es no bajarse del mismo.
Me gusta mucho. Pero, como con las grandes ficciones, espectáculos o hechos de la vida, me siento más conmovido que otra cosa, incapaz de explicarme en frases coherentes (bueno, lo normal xD) sino que sólo acuden a mí palabras, simples y concisas:
Orgullo. Diversión.Honor. Calidad. Sufrimiento.Gloria. Remordimiento. Esfuerzo. Pasión. Alegría. Vida. Gracias.
Y bueno, otras tantas, pero no es cuestión de aburrir al personal :DD
Gracias a todos, desde Escarolo hasta Claver. Por un momento, pensé que lo lograríamos. Y ese momento lo compensa (con creces) todo.
Un abrazo :)
Ah, y una cosa. Los rivales. Creo que el tiempo pondrá en su sitio a muchos de los jugadores a los que se han enfrentado estos chicos, y ese sitio será entre los más grandes de la historia. Entonces seremos plenamente conscientes de la hazaña que ha supuesto aguantar sus embestidas hasta casi el final del partido.
En Pekín estaban contentos por la plata, y en Londres estaban tristes por no conseguir el oro, estaban convencidos que podían ganar y faltó muy poquito, ... junta a otra generación como esta va a ser dificil, por talento, implicación,....
Pablo Legend
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