Eurocopa
y un lugar en los anales de la historia del deporte. Victoria
dedicada a críticos y agoreros, a oportunistas y partidarios del
“cuanto peor mejor”. Triunfo de un grupo que quiso destrozar
Mourinho apelando a sentimientos cainitas ya olvidados entre
jugadores del Madrid y el F.C.Barcelona y que quedó simbolizado por
la foto entre Casillas y Xavi, emblemas de sus particulares clubes y
capitanes de una selección que trabaja, juega y disfruta más unida
que cualquier familia ejemplar.
Un gol
encajado en seis partidos. Un estilo que ha hecho buena aquella
máxima de los dibujos animados de nuestra infancia que venía a
decir que la mejor defensa es un buen ataque. Un gol gracias,
también, a la magnífica colocación de nuestros pivotes Xabi Alonso
y Busquets, a las magníficas coberturas de los centrales y al
ingente trabajo del aclamado Alba y del vilipendiado Arbeloa, figuras
claves, ambas, en la estabilidad defensiva y en la amplitud de
nuestro juego de ataque. Un gol en seis partidos, tres en trece si
sumamos los del mundial, cinco en dieciocho si añadimos los cinco
partidos de la Eurocopa de 2008 en que participó Iker Casillas.
Números de leyenda que sólo le son reconocidos en los círculos más
íntimos y que los grandes organismos rectores del fútbol le niegan
sistemáticamente porque para muchos no es un jugador, sólo un
simple portero.
Un
simple portero que dignifica día a día su posición en el campo y
que engrandece, con el riesgo de eclipsarlas, las figuras míticas de
los Iríbar, Yashin, Maier, Dasaev y tantos otros guardametas que
trascendieron más allá del ejercicio digno de su profesión, que
quedaron para el recuerdo de los buenos aficionados. En un deporte
que se juega con los pies y en el que el noventa por ciento de los
jugadores tienen vetado el uso intencionado de las manos, el portero
es el último hombre y la última ratio. Si con sus dedos Casillas no
hubiera apartado ayer aquel balón de la cabeza de De Rossi, si no
hubiera batido a Robben en el uno contra uno de Sudáfrica o si no
hubiera volado de palo a palo en aquella noche cerrada en Glasgow en
la que partió de suplente por decisión de Del Bosque, no estaríamos
hablando de lo mismo. Estaríamos hablando de otra cosa.
Probablemente de una final de Eurocopa distinta, de un Robben ganador
a la altura de los Messi y Cristiano Ronaldo, de un Zidane que se
hubiera despedido del fútbol con un gol por la escuadra, pero sin
ninguna Copa de Europa en su palmarés.
Casillas
es la eficiencia máxima. Casillas tiene el carisma y la humildad. Lo
tiene todo para ganar un Balón de Oro. Lo tiene todo. Todo menos el
gol. Ese monosílabo que explica el fino hilo que separa la grandeza
de la miseria. Porque aunque en términos de resultado es igual de
importante marcarlo que evitarlo, el gol es una realidad activa y no
pasiva. Si una parada es lo más parecido a un coitus interruptus, un
golazo es simplemente un orgasmo inacabable, un clímax que se
prolonga hasta la muerte empaquetado en la memoria de quienes lo
vieron y que vuelve a ser marcado cada vez que se recuerda en torno a
una mesa o en un supermercado.
Aun
así, a pesar de aceptar que es el gol, en su vertiente activa, la de
marcar y no evitar, el que corona al fútbol como el deporte rey de
nuestra cultura, no puedo dejar de reivindicar la entrega de un balón
de oro al mejor portero español de todos los tiempos, al más
criticado por sus problemas en el juego aéreo o en los saques de
puerta, al único que levantó como capitán y de forma sucesiva dos
Eurocopas y un Mundial.
Por
último, no quiero dejar de referirme a la otra gran selección de
nuestro deporte, a los doce iconos vivos que nos defenderán en
Londres y que tratarán de lograr el más difícil todavía venciendo
a la selección de Estados Unidos. Si en el fútbol está prohibido
el uso de las manos, en el baloncesto ocurre lo mismo con los pies. Y
sin embargo, de nuevo, la afición al baloncesto centra toda su
atención en la recuperación de Juan Carlos Navarro de una fascitis
plantar que preocupa, abiertamente y sin tapujos, al propio
seleccionador. Y es que si Casillas representa todos los valores que
día a día los entrenadores inculcan en las escuelas de fútbol,
Navarro es el nombre más citado en los patios en los que se juega al
baloncesto. De su muñeca, pero sobre todo del estado físico de su
maltrecho pie, dependen en gran medida las aspiraciones olímpicas de
nuestra generación de oro.
Juan
Carlos Navarro sabe que al no descansar este verano está poniendo en
juego su continuidad en el baloncesto. Lo hace porque está ante su
última cita con unos Juegos Olímpicos, la cuarta y la mejor de todas
para colgarse un oro habida cuenta de las bajas del combinado
estadounidense. Lo hace porque al igual que los chicos de la
selección de fútbol, a Navarro no le vale con un Mundial y dos
Eurobasket, porque a Navarro, como capitán de una selección
histórica, sólo le vale ser leyenda.
UN
ABRAZO Y ENHORABUENA POR LA TERCERA EUROCOPA DE NUESTRA HISTORIA
3 comentarios:
Completamente de acuerdo.
Exactamente la misma injusticia nos encontramos a diario con las estadísticas en basket. Parece que sólo cuenta la anotación. Sólo cuenta el 50% de lo que hace un jugador en la cancha. El buen defensor no tiene reconocimiento, ni el jugador que aporta "intangibles".
Por eso, para mí, la estadística de más valor es el +/-, pero ojo, por unidad de tiempo (para que no tengan ventaja quienes más juegan) y restando la diferencia conseguida por el equipo (para limitar el efecto de jugar contra equipos muy dispares y poder comparar entre distintos equipos).
Es reveladora aplicada a lo largo de una temporada, para un sólo partido no es fiable.
Gran entrada Juanjo como siempre!!!
Escribe un fan incondicional de 'El Santo' desde su primer partido con el Madrid. Como bien recoges de no ser por sus 'milagrosas' paradas, no estariamos donde estamos a nivel de selecciones. Todavía recuerdo sus tres penaltis parados a Italia en la primera Eurocopa que ganamos.
Balón de Oro ya por favor!!! el handicap que es portero y es muy complicado que se lo den
Sin duda, soy SIEMPRE partidario al 100% de Del Bosque, haga lo que haga me parece perfecto, lo critiquen o no.
No le he visto un desacierto nunca, ni con un cambio, ni con una alineación, ni con un planteamiento. Y encima es humilde.
Los ventajistas critican a España por ganar 0-1 con un estilo de juego a base de posesión y calidad. Que a veces se torna ágil y divertido y otras lento y paciente, pero no es culpa de "la roja" que siempre juega a lo mismo, si no de sus rivales que plantean, a veces (o casi siempre), partidos de 10 defensores y 1 delantero al patadón.
Los jugadores, casi siempre y casi todos, impecables, a veces unos mejores, a veces otros más flojos.
Echamos de menos a Puyol y Villa, pero tenemos jugadores de sobra para cubrir al menos en parte sus ausencias.
Ramos, Casillas, Iniesta, Alba, Cesc y Silva para mi los mejores.
Piqué y Arbeloa, para mi los peores.
A rachas buenas y mejores, los Xavis, Busquets y de más jugadores, pero siempre por encima de la media.
Torres, mejor en el banquillo, siempre.
Me encanta la 4-3-3. Es lo más adecuado para nuestro equipo. Si tuviéramos a 2 delanteros extraordinarios tipo brasileño, lo mismo podría plantearse una alineación más ofensiva, pero no es el caso. Nuestros delanteros no son ninguno de esta lista:
http://listas.20minutos.es/lista/el-mejor-delantero-de-la-historia-318037/
En cualquier caso ARRIBA LA ROJA y VICENTE que es el que hace posible siempre todo esto, les guste o no a los demás.
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