Arsénico por compasión







Hoy, 6 de julio, día de chupinazo y de celebración en Pamplona, celebramos también la fecha del aniversario del mejor jugador español de todos los tiempos, de un Pau Gasol que cumple 32 años pleno de salud y con una recomendable sed de títulos que disuade a sus críticos ante la apetitosa tentación de ponerle fecha de caducidad a su carrera.

Pau marcó la frontera. Su mera presencia le permitió al baloncesto español alcanzar una nueva dimensión competitiva. Si desde el Mundial del 86 fuimos un equipo entregado y valiente que jugaba con lo que tenía y tenía más bien poco, hoy somos una auténtica referencia en el mundo del baloncesto, la verdadera potencia FIBA, la URSS de los setenta o los ochenta, la Yugoslavia anterior al conflicto. Todo, o en parte, gracias a un jugador que fue formado como un base y que jugó de alero hasta que las exigencias del baloncesto profesional y las necesidades del equipo entrenado por Aíto le obligaron a hacer las veces de cuatro.

Así, apoyado en una técnica individual más propia de un jugador exterior y en unas cualidades físicas desconocidas hasta entonces para un jugador nacido al sur de los Pirineos, Pau Gasol se dedicó a quemar etapas con una determinación inusitada y con una aparente facilidad que no hace justicia con el tiempo invertido, con el esfuerzo que el de Sant Boi ha puesto sobre la mesa para llegar cada octubre con nuevos y más eficientes movimientos, con dos o tres kilos más de músculo para defender a los miembros de una de las mejores generaciones de ala-pívots de la historia de la NBA (Chris Webber, Kevin Garnett, Tim Duncan, Rasheed Wallace, Jermaine O´Neal).



Pau es un ejemplo de cómo el trabajo siempre termina emergiendo sobre las sombras de la sospecha y los rescoldos de la ignorancia. Pau sonreía cuando desde Memphis se alababa a James Posey como estrella del equipo y también cuando se le tildó de blando después de perder el título de 2008 con los Lakers. Sonreía porque él no nació para silenciar voces disidentes y sí para convencer a sus compañeros y entrenadores de que darle un balón es, siempre, la antesala de una acción positiva para el equipo.

Sin embargo, en esta fecha festiva, en el aniversario del jugador que marcó un antes y un después en nuestro deporte, no nos queda otra que vestirnos de luto riguroso para despedirnos de la penúltima víctima de una crisis económica que está dejando en evidencia a numerosos modelos de gestión insostenibles. Anoche, a través de un comunicado breve, se conoció la muerte por derribo de una institución, el Club Baloncesto León, que en sus treinta años de historia ha ocupado un lugar imprescindible en el imaginario colectivo de los seguidores del baloncesto. 



Ayer fue León como antes fueron Menorca o Canarias, Celta y Ros. La necesidad de competir para sobrevivir incitó a numerosos gestores a vivir por encima de las posibilidades, a apostar por el crédito y la subvención como únicas fuentes de ingreso. Así, cuando el crédito se congeló y la subvención se convirtió en limosna, nos encontramos con el esqueleto descalcificado de numerosos clubes, con cadáveres podridos que fueron disimulando la enfermedad mientras tuvieron a las instituciones públicas y crediticias detrás.

Es triste, pero lógico, que en épocas de recesión el deporte se convierta en una de las primeras dianas a la que apuntan todos los recortes. Es triste, pero lógico, que la educación deportiva quede relegada a un segundo plano en un mundo en el que los animales de oficina se forran pronosticando tarde, mal y nunca los vaivenes de la economía mundial mientras honrados atletas malviven por dar sentido a su pasión. ¿Qué padre en su sano juicio, y salvo excepciones, le daría preferencia a la actividad deportiva de sus hijos sobre los estudios? Pues eso.

Y el baloncesto no es una excepción. Quizá porque no deba serlo. Si echamos un rápido vistazo a los patrocinadores de equipos profesionales en España, muchos de ellos respondían al nombre de cajas (Cajasol, Unicaja, Caja Laboral, CAI, Lobe), empresas de construcción y derivadas (Taugrés, Pamesa, Ros Casares) o estaban respaldadas por una institución pública (Cáceres 2014, La Palma Isla Bonita, Rivas Ecópolis,...). No sé si fue mal tino o simple mala suerte. Lo cierto es que es justo que se pague el peaje y que algunos equipos tengan que empezar de cero renovando sus plantillas y, sobre todo, sus obsoletos modelos y estructuras. Los tiempos actuales exigen convertir la necesidad en virtud. Es perentorio que las canteras lleguen a ser el principal activo de los clubes, que la labor formativa no se limite a ser un fin en sí mismo y sí una plataforma previa desde la que acceder a categorías profesionales. Es posible que el nivel se iguale por lo bajo, pero no podemos seguir levitando. Hay que poner los pies en el suelo, tomar constancia de la realidad y a partir de ahí, y siempre dentro de los límites de lo razonable, intentar despegar.

Si Pau Gasol es la cara amable y visible del baloncesto español, la desaparición masiva de clubes históricos es la faz oculta de un deporte en el que alguno de sus actores, ante los nubarrones que se dibujan en el horizonte, prefieren desaparecer, pagar con todo lo que tienen a sus acreedores y empezar un nuevo proyecto libres de toda carga, es decir, ingerir arsénico por compasión. Como la película. Como la vida misma.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Típico refrito al que nos tiene acostumbrado nuestro Juanjosé, que debió ser escrito vaya usted a saber cuándo...

Déjame que te diga que rebosa demagogia por todos los poros.Post ventajista.

Por cierto, lo de una de las mejores generaciones de ala-pivot de la historia produce sonrojo.Me imagino que lo dirás por tu amplio recorrido vital y enorme experiencia(permíteme la broma)

Alguien mencionó diletante,diletante.....

Luis

Anónimo dijo...

Ni de lejos la mejor generación de alapivots.Creo que ahí has patinado.

En general no estoy de acuerdo con la línea de lo que has escrito.Roza el victimismo en alguna parte.

De acuerdo con lo de León, pero ,parafraseando a Bill Clinton..., ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO

Un saludo a todos.

BURGOS

Mo Sweat dijo...

No cabe ninguna duda de que es, no una de las mejores, sino la MEJOR generación de 4's de la historia... En otras épocas existieron Bob Pettits, Elvin Hayes, Charles Barkleys o Karl Malones, pero la combinación de 4's que dominó esa época es, en global, única.

Por cierto, felicidades a Pau.

Saludos.

Anónimo dijo...

UUyyyy, la mejor generación de 4s. ¡Qué artificial suena eso!!!

Es como si digo la mejor generación de bases bajitos, por ejemplo. Parece como si Juanjo quisieras convencernos que ahora vives lo mejor de algo para poder reivindicarte.

Además de que suena artificial, totalmente equivocado. Yo he visto el baloncesto NBA desde muchos años, he visto muchas generaciones, más que las que tu has vivido Juanjo, y no es ni de largo.

Fernando

Anónimo dijo...

La pregunta es, queridos amigos :

¿cómo alguien con solo 24 ó 25 años en este mundo puede hablar de que una generación es la mejor de la historia??????

Antonio

Unknown dijo...

Triste es lo de los recortes y caídas de los clubes de basket (y deporte en general), peor son los privilegios del fútbol en la economía y los salarios desmedidos de los deportistas a los que respeto pero no valoro tanto como a un cirujano bascular... Al que no se le brinda reconocimiento, sueldo acorde, ni ovación cerrada al salvar una vida.

Felicidades al gran Pau, que sin duda es el mejor jugador de la historia Española. Y al que espero ver ganar otro anillo NBA (con otro equipo, porque con Kobe es imposible).

Pero eso no es lo que nos ocupa. Desde luego creo que una vez más hay quien peca de prepotente castigando a mi buen amigo Juanjo, que no solo es tergiversado, si no que además es injustamente maltratado.

No se ha dicho en la entrada que sea LA MEJOR generación de Ala-Pívots, si no UNA DE LAS MEJORES, que desde luego no es absolutista ni totalitario. Porque parece ser que hay gente que solo maneja el blanco y negro, y no conoce la escala de grises (o mejor aún, colores) que restan en medio.

Estoy de acuerdo (y casi doblo en edad al autor) en que ha sido una generación excelente de jugadores interiores, la mejor es imposible de decir (como en cada caso, por subjetividades y rivalidades no testadas en la pista), ya que Barkley, Malone, McHalle o los clásicos Ellis, Redd, Lucas, etc...

En cualquier caso castigar a una persona tan estudiosa y documentada, con un grado de experiencia a su edad muy superior a la media, por su fecha de nacimiento es sin duda NECIO y MEZQUINO.

Si se odia tanto a un autor (seguramente por tener seguidores), en lugar de criticar constantemente (y con tan pocos argumentos), es mejor dedicar el tiempo a seguir un blog con el que se sintonice mejor y dejar a los demás en paz, por que una cosa es debatir que es algo sano, y divertido, cuando se está o no de acuerdo, y otra dedicarse a ofender gratuitamente al personal.

Un saludo

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