Son
las cinco y cuarto de la madrugada y la noche salmantina, espesa,
amenaza con regalarnos un lluvioso domingo. Podría acostarme y
redactar este post a la luz del día con la distancia que marcan las
horas y el sosiego de un necesario descanso.
Pero
no. Prefiero hacerlo ahora, con el vello aún de punta después de
fundirme, yo también, en el abrazo que Glenn Rivers le ha brindado a
cada uno de sus jugadores en el día, la noche, en que parece
cerrarse definitivamente una ventana que los Celtics, durante estos
últimos años, se han empeñado en dejar abierta a golpe de orgullo
y corazón, de trabajo y deseo.
La
noche de Miami se tiñó del blanco de los Heat. Del blanco de la
baldosa con la que ahora, imagino, se miran cara a cara cada uno de
los miembros del equipo derrotado. Ellos, que se han dicho todo
mirándose a los ojos en las incontables batallas que incluye una
temporada NBA, son ahora incapaces de buscar el rostro de sus
compañeros. Todos, titulares o suplentes, se sienten responsables y
se preguntan qué se pudo hacer mejor.
Esta
derrota, esta exhibición del Big Three de Miami (70 puntos), supone
un punto de no retorno, el pistoletazo de salida para un proceso de
renovación que no se puede alargar más. Se cierra, pese a que la
nostalgia nos invite a pensar lo contrario, un ciclo que mereció
más que un título y que estuvo marcado, aunque su reciente
resurrección les lleve a algunos a minimizar este hecho, por la
lesión de Kevin Garnett en febrero de 2009.
Aquella
lesión mediatizó la defensa del título y, también, la temporada
siguiente o lo que es lo mismo, los mejores años que tenían en sus
piernas Allen, Pierce y el propio Garnett. Con éste de traje en el
banquillo, Orlando nos apeó en un doloroso séptimo partido en el
Garden de la Final de Conferencia y, en 2010, sólo unos minutos
sobraron para que, con Perkins también lesionado, los Lakers se
impusieran colocándose a un solo anillo de los 17 de los Celtics.
Ya
habrá tiempo para hacer balance. Sobrarán las ocasiones para
repasar las fotos que nos dejaron estos cinco años de baloncesto en
estado puro. Es prioritario analizar el presente y preparar un futuro
que se presenta incierto. Sigue Rivers, a quien Danny Ainge le
extendería un contrato vitalicio si la liga lo permitiera. Sigue
Rondo, el mejor jugador calidad-precio de todo el campeonato y un
base que puede atraer a jugadores con talento por su capacidad para
hacer mejores a sus compañeros. Sigue, en teoría, el capitán Paul
Pierce, al que aún le quedan dos años de contrato y uno opcional.
Digo en teoría porque deberá tratarse de su esguince de ligamento y
analizar si merecerá la pena un nuevo verano de penurias para llegar preparado al training camp.
Entran
en el mercado Kevin Garnett y Ray Allen. A la Máscara no le faltarán
ofertas. Es una garantía de 15-10, amén de ser un verdadero
catalizador defensivo con precisas nociones sobre el secreto. Me
gustaría, a qué seguidor de los verdes no, verle de regreso en
octubre intentando que se repita aquel beso en el parqué del Garden
al grito de “Impossible is Nothing” que nos regaló la noche en
que ganaron el anillo. Tampoco le faltarán ofertas a Ray Allen para
ser el sexto hombre de cualquier equipo con aspiraciones, el verdugo
en partidos igualados que necesiten de su precisión. No se extrañen
si, tras operarse su maltrecho tobillo, aterriza en South Beach.
Tampoco deberían hacerlo si le ven vestido de azul en Oklahoma City
si Sam Presti da preferencia a la renovación de Ibaka sobre la de
Harden.
De los
secundarios nada se sabe. Insisten, lo leo ya por la mañana,
Pietrus, Bass y Dooling en regresar, en volver para experimentar de
nuevo las sensaciones de este año marcado por la adversidad en forma
de hombros dislocados (Avery Bradley) y corazones enfermos (Jeff
Green, Chris Wilcox). No desean, lo dice Dooling, que su estancia en
los Celtics concluya entre lágrimas después de haber sentido,
muchos años después, las típicas sensaciones de un equipo de
instituto o universidad.
Soy
pesimista. Cuando las emociones dejen paso a la racionalidad a Danny
Ainge no le quedará otra que reconocer que es el momento de iniciar
la limpia. Doc y él valorarán la posibilidad de que regresen
algunos jugadores, pero más que de sentimientos hablarán del precio
que están dispuestos a pagar. Me temo que los agentes libres pasarán
de largo por la ruta que conduce a Boston. Son los jugadores del 2012
una raza despojada de valores, unos profesionales dispuestos a
renunciar a conocer el sabor de la tradición y lo que significa ser
un Celtic a cambio de un proyecto deportivo ambicioso en el corto
plazo y de un puñado de dólares. Y se entiende, vaya, pero es
triste.
Triste
porque se avecinan tiempos de crisis en la franquicia más laureada
de la liga. Se intuye una larga travesía por el desierto como la que
ya vivimos durante los noventa. Sólo espero que los que vuelvan y
los que lleguen vistan la camiseta blanca y verde, verde y blanca,
con la responsabilidad de saber que ya lo hicieron antes estos tres
tipos, Ray Allen, Paul Pierce y Kevin Garnett, a los que o mucho me
equivoco o no volveremos a ver juntos.
Descanse
En Paz el viejo Big Three. Sólo puedo deciros que me habéis robado
muchas horas de sueño, que me habéis enseñado infinitos valores y
me habéis hecho amar cada día más este maravilloso deporte. Por
ello y por tantas otras cosas sólo puedo deciros... Adiós
muchachos, compañeros de mi vida.
UN
ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
8 comentarios:
Otra era dorada más de los Celtics que toca a su fin. Aunque siendo el equipo que son, no tardarán en tener otra.
Gracias por todo chicos, eternamente agradecidos.
Por desgracia, ayer funcionaron todos de maravilla en Miami, en especial Bosh que sorprendió desde la línea de 3, mientras al Big 4 de Boston se le acababa la gasolina. Los suplentes no supieron rendir lo suficiente como para que las estrellas llegaran frescas al final. Lástima.
Creo que sin duda pueden irse orgullosos.
Hablando del presente, solo puedo decir que de ser D.Ainge yo me cargaría a casi todo el banquillo, limpiaría eso, y a R.Allen que por desgracia, es el único que ya no da la talla (sobre todo en defensa).
Me quedaría con Bass, Rondo, Pierce y Garnett. Con el dinero restante adquiriría un pívot de garantías (que mala decisión echar a Perkins). Por ejemplo a Gasol, o a un Chandler de turno. Un tío que viva en la zona, que reparta y defienda como un toro. Y con eso y 3 reservas decentes ya tendrían un equipo finalista de nuevo. Pueden ser Bradley, Hoolings y Pietrus, pero en caso de necesitar dinero pueden deshacerse de Pietrus por un novato de calidad o un fichaje veterano (barato) de garantías como lo fue S.Jackson para los SPURS.
El caso Ray Allen, si decide cobrar el mínimo, podría quedarse de 6º. Pero sin duda en caso de necesitar dinero, es la estrella que intercambiaría. A Pierce le quedan al menos 2-3 años de calidad si se gestionan bien sus minutos. Y a Garnett, está claro que también.
Rondo y Bass son jóvenes y son la franquicia hoy por hoy.
En fin, por desgracia ayer fue mejor el mejor BIG 3 de Miami, ahora les toca el batacazo contra el muro de OKC, y me alegro. Porque "The decission" y su prepotencia ("ganaremos 3-4-5-6-7 anillos...") no merece un anillo, al menos ahora no.
Ha sido un placer disfrutar de estos Celtics, pero creo que aún disfrutaremos más si Ainge toma las decisiones adecuadas, porque al menos en Boston no se cambian cromos como en Los Angeles.
Has acabado hablando de valores. ¿Qué te parece el hecho de que Garnett y Rondo se fueran del pabellón sin estrechar siquiera la mano de los rivales? Creo que Lebron y Wade son de lo menos ejemplar que existe en el baloncesto, pero si yo me fuera así, me sentiría un poco como uno de ellos. Para no ponerse a su altura, lo correcto es cumplir con las formalidades mínimas de educación.
Soy más de jugadores que de equipos, que al fin y al cabo son meras franquicias que no me dicen nada -menos aún cuando no soy estadounidense-, y siempre he admirado a los antiguos Celtics de Larry Bird, McHale, Parish o Ainge. Si fueran algo remotamente parecido, ahora sería de los Celtics; pero sinceramente, ya no son lo que eran. Bird podía llegar a ser muy duro con el rival dentro de la pista, pero era un caballero. Garnett, particularmente, es un impresentable. Desde llamar leucémico a un jugador, a tener gestos como el de ayer. Si fuera un fan de los Celtics, no me sentiría "orgulloso" de él.
En fin, es algo generalizado en el deporte profesional. Chavales con poco más de 20 años que se ven elevados a la categoría de casi dioses, y la soberbia les acaba engullendo. Pero creo que este blog trata de hacer ver que el baloncesto tiene una ética en la que no vale todo, y por eso me he permitido este comentario, aunque no sea propiamente baloncestístico.
Kike.
Pues tienes razón Kike, Garnett y Rondo no estuvieron a la altura de la situación. Eso sí, hay que entender que fueron la diana de numerosas burlas de James y, sobre todo, de Wade. Aun así, estoy contigo en que no fueron un buen ejemplo. De igual manera y, salvando las distancias con aquel equipo de los ochenta, estos jugadores sí son ejemplos en cuanto a la ética de trabajo y el amor al baloncesto.
Buen post amigo, desde el sentimiento. Mi enhorabuena.
Pero,... ¿Realmente es el final? Ojo.
Gran post, si señor... Muchos nos identíficamos con tus palabras.
Esperemos que las cosas se hagan bien, KG parece que no se retira y da prioridad a Celtics (habrá que ver a que precio), Ray parece que tiene problemas con Rondo y no se quedará... Pero si se hacen bien las cosas, cuidado con nosotros, que siempre hacemos más con menos, gracias a ese plus que tenemos de orgullo y garra.
@jose13bis Me temo que tiene que serlo. Es doloroso comprobar cómo desde 2008, por unas cosas o por otras, siempre nos ha faltado alguna pieza para optar con garantías al anillo. Me parece exagerado el sueldo que va a cobrar Paul Pierce (mi ídolo) la próxima temporada. Debería demostrar su amor a los colores rescindiendo este contrato (vía buyout preconcebido) y aceptando una suma menor que nos permita, además de renovar a Garnett, optar a esas piezas que digo.
@Aless. Bienvenido a tu casa amigo. Deseo la vuelta de Garnett por un precio razonable por debajo de mercado. Seremos un equipo de playoffs porque sólo con Rondo y Doc Rivers lo somos, pero me temo que no mucho más. Los tiempos de la NBA no permiten resurrecciones súbitas.
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