Mañana
es el Día de la Madre. Bueno, hoy también lo fue. Y ayer. Creo que
es mejor matizar y decir que mañana se celebra la festividad, una
fecha (aunque diferente en función del país) marcada en el
calendario desde 1870 a propuesta de Julia Ward Howe, una de las
pioneras en la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y
mujeres.
Sé
muy bien lo que significa una madre. Por todo lo que aprendí de la
mía y por todo lo que hoy, por desgracia, tanto echo de menos de
ella. En un momento de depresión generalizada como el que
atravesamos hoy en día la figura materna se agiganta hasta dar
sombra y cobijo hasta al más desamparado. Mires hacia donde mires y
sin saber muy bien cómo lo hacen, siempre están allí.
Esa
cualidad de omnipresencia la poseen también las madres de los
jugadores de la NBA. Por ello no es raro verlas siguiendo a sus hijos
por todo el país disfrutando al comprobar que todo el trabajo
mereció la pena, que todos los sacrificios terminaron dando réditos,
no sólo en términos deportivos y económicos, sino también en el
aspecto más humano. Muchas de ellas son sólo, ya es mucho, la viga
maestra de un hogar en el que todo se sucede con placidez y
normalidad. Otras, en cambio, fueron padres, madres, educadoras y
enfermeras. Fueron todo lo que necesitaron sus hijos y si siguen con
vida es porque no necesitaron sacrificarla por ellos. Responden a
este modelo las madres de Lamarcus Aldridge o Zach Randolph. También
la de Shaquille O´Neal. Ellas se preocuparon de darles la educación
más básica, de enseñarles a pedir las cosas por favor o a dar las
gracias a quienes lo merecen. Inculcaron a sus pequeños el principio
moral más básico y el más necesario de cara a la convivencia:
“Tratar a los demás como te gustaría ser tratado”. Trabajaron
día y noche para poder costearles su presencia en una escuela.
Después, para su fortuna, los niños crecieron y empezaron a
demostrar una habilidad atlética que años más tarde terminaría
aliviándolos, a ambos, de las penurias económicas.
Hace
unos años, concretamente en 1996, gracias a la iniciativa de
Charlotte Brandon (madre de Terrence), rápidamente secundada por
Annie Payton (madre de Gary) y por Diane Stern, la mujer del
comisionado, se fundaría la MPBP, Mothers of Professional Basketball
Players, una asociación dirigida a visibilizar la importancia de las
madres de los jugadores y a dotarlas de un papel activo en la
evolución de todas las ligas profesionales del país (NBA, CBA,
WNBA).
Hoy la
asociación es presidida por Lucille O´Neal y su labor se expande
por todo el mundo orientada hacia cuestiones sociales de diferente
índole. Otorgan premios, captan fondos, celebran conferencias,... De
hecho, el partido que celebran cada verano contra las madres de
jugadores de la NFL es todo un acontecimiento. La propia madre de Shaq aprovechó esta plataforma para presentar su libro "Walk like you have Somewhere to go". Pero ésta no es la única plataforma que tienen las madres para dejar constancia de su presencia e impronta.
Karen
Frye, miembro (lo siento pero mis dedos no me dejan escribir miembra)
destacado de esta asociación, nos aporta una visión diferente de
las cosas, un ángulo distinto desde el que observar a las
“afortunadas” madres de un jugador NBA. “Yo trabajaba para la
NBC en Phoenix, había ganado un EMMY y era la vicerrectora de la
Grand Canyon University. Sin embargo, cuando Channing llegó a la NBA
todo se acabó y fue como si de repente yo nunca hubiera hecho nada.
Dejé de ser yo misma para pasar a ser la madre de un jugador de
baloncesto”. Por ello, la siempre ambiciosa Karen se puso manos a
la obra para producir una especie de “reality” en el que seis
madres de jugadores NBA nos cuentan cómo es su vida cotidiana desde
su lucha por perder peso hasta las diferentes charlas que mantienen
con sus hijos. “Queremos acabar con la imagen de la madre que saca
adelante a sus hijos desde un ghetto para después vivir de las
rentas. Channing no paga mis impuestos.” Aun así, de esta manera defendía a su hijo ante el uso de una argucia poco deportiva por parte de Kevin Garnett.
Otras
madres, por su parte, fueron la principal inspiración de sus hijos.
Y no sólo eso. Se podría decir que muchos de los movimientos de
Javale McGee, Boris Diaw o Dwight Howard los aprendieron en la
canasta más próxima a sus casas gracias a los consejos de sus
madres, todas ellas ex jugadoras de baloncesto profesional. Deportista es también la señora Allen, la misma que corre cada año, desde hace tres, el Maratón de Boston para recaudar fondos contra la diabetes, enfermedad que estuvo a punto de llevarse a su nieto Walker en junio de 2008.
Madres
solteras. Madres ambiciosas. Madres jugadoras. Da igual el modelo. Lo
verdaderamente importante es el compromiso que demuestran cada día
para con sus hijos. Ellas se han ganado el derecho a disfrutar con
los éxitos de éstos como lo hacen, delante de las cámaras, Wanda
Pratt, madre de Kevin Durant, o la Señora Allen. Como lo hacen,
también, el resto de mamás, desde lugares más retirados. Y es que
sea o no el día de la madre, para ellas siempre es el día de sus
hijos.
UN
ABRAZO Y FELIZ DÍA DE LA MADRE
2 comentarios:
Muy bueno. La madre de McGee ayer en los highlights del 3 partido de la serie, como diciendo "hostia bien hijo, con dos cojones". :^P
Un abrazo JJ!!
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