*Estaba prevista para su publicación el pasado lunes, pero por problemas informáticos se ha visto pospuesta hasta la fecha de hoy.
Fin de semana sin liga de primera, con coches de madrugada, con tenis al amanecer y sin campeonato mundial de motociclismo. Escenario pintiparado para que el segundo deporte de nuestro país saliera triunfante del mismo viendo elevado su ego y recuperada su autoestima.
Sin embargo, con menos de doscientos mil telespectadores siguiendo el partido de la jornada que disputaban Estudiantes y Valencia Basket, cabe preguntarse qué no se está haciendo bien en el país de origen de los Gasol, Navarro y compañía, qué está fallando en la comercialización de un producto que, a la vista de lo sucedido, parece más bien una obra de culto cuando debería ser, más bien, un éxito en las taquillas.
Puede ser que el propio producto se encuentre viciado, que tenga taras de fábrica y que su venta sea tan complicada como la de protector solar en Seattle. Sin embargo, todo hace indicar que no se ha gestionado bien ni desde la liga, ni desde las propias emisoras que lo distribuyen. Porque una cosa es no poder poner en jaque al auténtico tirano de este país, ese deporte llamado fútbol, que cual monarca absoluto se hace cada vez más grande al amparo de bufones (medios de comunicación que convierten en noticia cualquier anécdota de los prohombres del siglo XXI) y a costa de toda una clase trabajadora y emprendedora (el resto de deportes) a la que no le queda más remedio que vivir en la sombra, y otra bien distinta perder la etiqueta de segundo deporte del país, de segunda opción para ese niño que quiere hacer deporte para pasárselo bien sin renunciar a soñar con ser algún día como ese tal Kobe o ese tal Lebron.
Hablando de figuras carismáticas, quizá sea eso lo que se eche de menos. Antes cualquier equipo ACB contaba con un jugador extranjero de referencia, que marcaba las diferencias y cuyo nombre era rápidamente asociado al de su club por parte del aficionado medio. Ahora, si bien la presencia de jugadores españoles de máximo nivel contrarresta esta carencia, no tenemos en la liga un Arlauckas, un Óscar Schmidt, un Audie Norris o un Darrel Armstrong. La política de rotaciones, de reparto de minutos y de mayor protagonismo de los hombres del banquillo está terminando con las actuaciones gloriosas, con los jugadores elevados a mito y con las portadas de la Revista Gigantes encumbrando una actuación individual. Y si bien este concepto colectivo es el más fiel al origen y la esencia del juego, también es cierto que la ausencia de ídolos es un factor importante para la progresiva pérdida de interés de nuestros jóvenes, los cuales comen cada día con Messi y Cristiano Ronaldo sin importarles quién robó el balón o quién, a través de un desmarque, les generó el espacio necesario para que pudieran marcar.
El otro día me sorprendió comprobar cómo el récord de anotación de Juan Carlos Navarro es de 36 puntos en un partido con prórroga. Seguramente no jugara más de treinta y cinco minutos por un tema de rotación y por la importancia concedida al aspecto defensivo por parte de su entrenador. Y esa máxima del "si no defiendes no juegas" es tan lógica y compartida como contraproducente a la hora de vender un producto entre el público poco entendido. Y como he apuntado en algún post, no se trata de reducir la riqueza táctica de este juego ni de simplificarlo en exceso, sino de recobrar alguno de los valores hoy olvidados. Así, mientras la NBA se ha alimentado de duelos históricos como los Bird contra Magic, Jordan contra Magic, o los más actuales Kobe contra Lebron o Wade, aquí el concepto más colectivo de juego está convirtiendo al baloncesto en una pieza de coleccionistas, en un menú de Adriá o en una cinta de Eisenstein.
Esperando vuestras réplicas y comentarios acerca de lo constatable, me gustaría pasar página para referirme a algunos proyectos de futuro. No penséis a lo grande. Se trata más bien de pequeños retos. Pequeños, pero muy apetecibles. Se trata de dos lecturas con las que me voy a acostar cada noche para que ilustren mis sueños. Y es que Auerbach y Jackson son para un entrenador en ciernes lo que para un joven compositor pueden significar Beethoven o Mozart o para un literato Cervantes o Shakespeare. Ellos, comandando año tras año a sus tropas hacia la victoria, demostraron que conocían el secreto. Y ellos, a través de sus hechos y también de sus obras, han querido compartirlo con nosotros. De ahí que "More than a game" de Phil Jackson y "Let me tell you a story" de Red Auerbach (publicada poco antes de morir) se hayan integrado ya como parte inseparable de mi mesilla de noche. Espero, en fechas no muy lejanas, dejar también constancia de su lectura a través de una pequeña reseña o cualquier otro formato de post que haga referencia a estos dos genios de los banquillos.
Concluyo con la enhorabuena. Enhorabuena al equipo de mi ciudad, al Perfumerías Avenida de Salamanca por la consecución en menos de cinco días tanto de la Supercopa de Europa como de la de nuestro país, a sus jugadoras, a su cuerpo técnico con Lucas Mondelo a la cabeza y a toda su junta directiva. Y, sobre todo, enhorabuena para toda su afición, entre la que me incluyo, por poder disfrutar cada pocos días de un espectáculo sin igual en el que el baloncesto se convierte en el eje motor de la vida de la ciudad, en el que la carretera que une el centro con Wurzburg (el pabellón) parece, por momentos, la arteria de entrada a una gran urbe. Se trata sólo de baloncesto. Ni más ni menos.
UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS
3 comentarios:
Creo que en el baloncesto español van quedando pocos héroes, y la costumbre de los equipos de variar mucho sus plantillas cada años impide una identificación externa. Pero la de cada ciudad con su equipo permanece, aunque ahora mismo me resulte difícil ver a un chico que vive en Galicia del Unicaja o el Joventut, por ejemplo. Eso antes tampoco se daba en exceso, pero podía llegar a suceder, porque un equipo era identificable a lo largo de un periodo razonable de tiempo. La situación actual hace mucho más dificil eso. Y la gestión de los clubes acaba por estropearlo.
Se añade que la NBA ha capturado la aldea global en sus redes y que hay muchos jugadores que prefieren jugar 5 insulsos minutos allí que ser esencales en equipos fuertes en Europa y se acaba de dar una sensación agria de la situación.
Pero sigo creyendo que el baloncesto sigue permaneciendo como una gran oferta de ocio en los sitios donde se ofrece, los pabellones se llenan y la gente se aficiona. Pasó con el CBS en tiempos, y pasa con el Avenida (enhorabuea, chicas, sois unas cracks :D). Lo que no puede ser es que la ACB actúe como si nunca pasara nada.
Espero que disfrutes esos libros y su reseña. Buenos maestros. A mí me gustaría leer el de...Dan Simmons, creo que se llama, algo así como la enciclopedia del baloncesto. Y este también
http://www.lapaginadefinitiva.com/2011/06/16/suenos-robados-el-baloncesto-yugoslavo-juanan-hinojo/
En fin, cuando tenga más tiempo y más dinero ;)Un abrazo :)
Por cierto, criticabas a Lucas Mondelo y decías que era muy malo, jo....qué ojo tienes... eso es saber...
Alfonso
@Explorador. Estoy de acuerdo con tu razonamiento en cuanto al problema de identificación con los clubes. Creo que te refieres a Bill Simmons, una de las plumas más afiladas del periodismo deportivo.
@Alfonso. Ya me dirás dónde y en qué términos critiqué a Lucas Mondelo porque no soy consciente de haberlo hecho.
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