Finalmente, tras un mes de guerra fría en el que tanto jugadores como propietarios han disputado una partida de ajedrez a calzón quitado y con el rey al frente tras afirmar que no les importaría que la NBA cerrase durante todo un año, esta semana que entra se van a retomar las negociaciones entre representantes de la Liga y de la Asociación de Jugadores en el afán de encontrar ese término medio en el que según Aristóteles reside la virtud.
Se sabe que será en Nueva York. Y uno, que quizá es mal pensado, se pregunta si será en ese mismo apartamento que Jack Lemmon prestaba para que sus jefes mantuvieran sus cada vez más frecuentes encuentros amorosos fuera del matrimonio. Y como no se han dado detalles, vamos a pensar que será así y os propongo que me acompañéis en un viaje hacia esa avenida de la Gran Manzana en la que con generosas dosis de genialidad nos situó Billy Wilder.
Os presento a los protagonistas. Representando a la liga David Stern junto con otros representantes de los propietarios a los que no tengo el gusto de conocer. Del comisionado de la liga poco más se puede añadir. Licenciado en Derecho, ocupó cargos directivos desde 1978 para finalmente hacerse con su actual puesto en 1984 coincidiendo con la irrupción de talentos como Jordan, Barkley, Hakeem Olajuwon o Pat Ewing entre otros. Entre sus principales logros cabe mencionar la introducción de un código de vestimenta y la sucesión de abucheos cada vez que es enfocado por el marcador central de los diferentes pabellones de Estados Unidos. ¿Ladran luego cabalgamos?
El representante de los jugadores es Billy Hunter, antiguo jugador de fútbol americano licenciado en Syracuse. De primeras me cuestiono si no ha habido un jugador en 64 años de historia de la NBA capaz de cumplir los requisitos necesarios para defender con garantías los derechos de sus compañeros como para tener que recurrir a un receptor de los Washington Redskins. Suele ir acompañado de Derek Fisher, "el reflexivo" y también conocido por estar en el lugar idóneo en el momento correcto (si no cómo se explica que un jugador tan limitado técnicamente tenga cinco anillos de campeón siendo base titular en esos cinco campeonatos) que va en condición de presidente del comité de jugadores. Podéis ver aquí quiénes son los vicepresidentes y el juego qué daría este cuadro en manos de Andrés Montes. No sé quién engañó a Chris Paul para meterse en este berenjenal con jugadores más conocidos por las bromas que realizan desde el banquillo que por su juego sobre la cancha (sé que alguien saldrá en defensa de Bonner y su tirito). Por cierto, sólo hay que ver la sonrisa de James Jones para imaginar cómo realiza la labor de tesorero. Uno para ti, dos para mí.
En fin, conocidos los protagonistas es momento de averiguar de qué se compone el atrezzo. Dado que estamos en una avenida relativamente céntrica de la capital del mundo, orientada hacia un uso muy concreto como el de ser un picadero para jefes adúlteros imagino a todos nuestros personajes en sillas de madera bastante incómodas haciendo turnos para ir a descansar su espalda sobre la enorme cama de matrimonio con los muelles algo flojos por el trajín que soporta. Toma la palabra David Stern.
- Mirad chicos. Si no queréis rebajaros el salario, compartir más equitativamente los beneficios relacionados con el baloncesto (basketball related incomes o BRI para los entendidos) o aceptar contratos más cortos y menor número de excepciones para que los equipos no sobrepasen el límite salarial impuesto, a mí me da igual. Me han ofrecido un puesto en Moody´s para acabar de hundir la economía española. Y no tengo que vérmelas con descerebrados como vosotros todos los días. Me han dicho que es suficiente con que encuentre un sinónimo de basura pero mucho más contundente. Pensé en calificar a la deuda española de bono cementerio y ahora me rifan. Así que yo problemas no tengo.
Derek Fisher: Pues nosotros tampoco tenemos problemas. Los buenos jugadores tienen ofertas de Turquía y los que están cuadrados, aunque no sean capaces de dar dos pasos sin botársela en el pie están dispuestos a pasar un casting para un programa que se llama "Mujeres, hombres y me la pelan" en el que gustan mucho los cuerpos trabajados. Ah, y hay un par de ellos que estarían dispuestos a volver a estudiar.
(Risas en la sala. Stern se sirve una botella de agua, mientras que los jugadores dado que ahora ni siquiera aparecen en la web oficial de la NBA aprovechan para saltarse el reglamento antidrogas y se meten una raya de coca mientras se remangan las camisetas para enseñar sin pudor alguno sus tatuajes en la cara del Comisionado.)
Billy Hunter (sí, el jugador de fútbol que representa a los jugadores de baloncesto). Mira, David, nosotros ponemos todo de nuestra parte. Estamos dispuestos a reducirnos el salario en el mismo porcentaje en que lo hacen los políticos y a compartir con los equipos los beneficios en un 0,7% más de lo que veníamos haciendo. Ya sabes tío David, el 0,7 con el que los países occidentales piensan salvar al Tercer Mundo. ¿Qué más podemos hacer?
Un representante de los propietarios: Pues a nosotros también nos da igual. Siempre podemos comprar un equipo de ACB. Allí ni siquiera es necesario pagar los salarios. Nadie se queja. Hay cuatro millones y medio de personas que jugarían por doscientos euros al mes así que los jugadores aceptan que les paguen dos años después y encima puedes tantearlos (caso Josep Franch) con dinero ficticio aunque te hayas declarado en concurso de acreedores.
Brindaron por España y siguieron hablando durante horas de mujeres, alcohol y de Sálvame. Y dejando de lado la sátira me despido con una última reflexión. Seria. Pausada. Os dejo con una pregunta que me inquieta. En todo este juego de a ver quién la tiene más grande, ¿qué pasa con el espectador? Señores, corremos el riesgo de que nuestras madrugadas no se vean amenizadas por un partido de basket y nadie piensa en nosotros. ¿Acaso se creen que somos adictos al porno? En fin, siempre nos quedará el tarot. O la teletienda. ¿Una de palomitas?
UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS