The Book of Basketball




Personal e inconfundible, la pluma de Bill Simmons nos deja cada semana multitud de artículos sobre deporte americano en sus columnas en ESPN.

El también llamado “Sportsguy” es uno de los más afamados periodistas deportivos de Estados Unidos. Para Simmons, el deporte no puede ser visto de forma aséptica porque en él entran en juego los comportamientos más primitivos del ser humano y de ahí que se declare seguidor de todos los equipos de su Nueva Inglaterra natal (Los Celtics, New England Patriots, Red Sox de Boston) y ferviente opositor de algunos equipos que por su actitud o por diferentes circunstancias simplemente le caen “gordos”, como los Indianapolis Colts o Los Ángeles Lakers.

Este verano, por recomendación de un buen amigo que se encuentra ahora mismo en los Estados Unidos, comencé la lectura de una de sus obras, de dimensiones casi enciclopédicas que me llevó horas, pero que en ningún momento me defraudó.

Si hay algo de pretencioso en este libro es su título. EL LIBRO DEL BALONCESTO más bien debería titularse EL LIBRO DEL BALONCESTO PROFESIONAL ESTADOUNIDENSE. Y es que en realidad se trata de un repaso a los mejores jugadores, equipos y anécdotas de la NBA desde sus orígenes con una mención paralela y necesaria a la mítica ABA del balón tricolor y los saltarines (David Thompson, Doctor J, George Gervin).

Bill Simmons no se casa con nadie. Reparte a diestro y siniestro hasta el punto de que recibió las amenazas del por entonces General Manager de los Knicks Isiah Thomas. De hecho, su encuentro poco más tarde en las Vegas es una de las miles de historias curiosas que se relatan en esta obra.

La parte central del libro consiste en una teoría del autor para transformar el actual Hall of Fame del baloncesto en Springfield en una Pirámide en pleno estado de Indiana, más concretamente en French Lick (hogar natal de Larry Bird). En esa pirámide los jugadores serían colocados por niveles en función de la categoría de sus carreras en función de unos criterios más que razonables. Sólo os adelanto que el mejor jugador del mundo para Bill Simmons llevó el 23 y jugó en North Carolina durante su carrera universitaria.

Pero más allá del contenido me quedo con la ironía sutil con que el autor trata los más variopintos temas. Como bien se apunta en el prólogo las notas al pie son una auténtica pieza de museo.

Sin duda toda una obra de culto que os recomiendo abordar con tiempo y paciencia. De momento no está editada en castellano, pero su lectura resulta más que comprensible.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Sin saber si hay agua




Empieza la NBA. Tras varios meses de vacío sentimental, desorientación existencial y estéril búsqueda de mejores alternativas de ocio regresa la mejor liga de baloncesto del mundo.

Lo hace en plena crisis económica, crisis que hace que se plantee una reducción de franquicias no sólo como medida de ahorro, sino también y, especialmente, como medida de concentración de un talento cada vez más escaso y, sin embargo, peor distribuido. Se está produciendo, en la NBA, un proceso semejante al de la concentración de los capitales en los mercados productivos. El talento llama al talento como el dinero llama al dinero. Literalmente.

Tres núcleos concentran la mayor parte de los mejores jugadores. Curiosamente son ciudades importantes dentro de la geografía mundial. Dos de ellas presentan un clima agradable durante los 12 meses del año (salvo la temporada de huracanas en la Florida) y la otra, Boston, reúne a la élite cultural y también a las mejores aficiones deportivas del país. Dos de estas franquicias (Celtics y Lakers) han ganado juntas más de la mitad de los títulos disputados. Es decir, las estrellas no se localizan de forma espontánea, sino que son selectivas en cuanto a su destino. Tienden a valorar el proyecto deportivo, tienen en cuenta la ciudad en que van a vivir ellos y sobre todo sus familias y, algunos, valoran la historia de la franquicia y el prestigio que les puede proporcionar individualmente.

Y cuando comienzan grandes acontecimientos de este tipo toca hacer pronósticos. Así que os invito a que con manguitos o sin ellos, a que con agua o sin ella os tiréis a la piscina con vuestras predicciones. Así, cuando esta vorágine de partidos haya dejado paso, de nuevo, a un apacible verano podremos jactarnos de nuestros aciertos y reírnos de nuestros fallos.

Ahí van mis predicciones.

CONFERENCIA ESTE

Equipos de Playoff: Orlando Magic, Boston Celtics, Miami Heat, Milwaukee Bucks, Atlanta Hawks, Washington Wizards, Detroit Pistons y Charlotte Bobcats.

Equipo revelación: Washigton Wizards

Jugador revelación: Javale Mcgee

Peor equipo: Toronto Raptors

Mejor jugador de la Conferencia: Lebron James

Campeón: Boston Celtics


CONFERENCIA OESTE

Equipos de Playoff: Los Ángeles Lakers, Oklahoma City Thunder, Utah Jazz, Portland Trail Blazers, Dallas Mavericks, San Antonio Spurs, Denver Nuggets y Golden State Warriors.

Equipo revelación: Golden State Warriors

Jugador revelación: Gordon Hayward

Peor equipo: New Orleans Hornets

Mejor jugador de la Conferencia: Kevin Durant

Campeón: Oklahoma City Thunder


Campeón NBA: Boston Celtics

MVP: Kevin Durant.

MVP de las finales: Rajon Rondo

Quinteto de la temporada (el que debería ser). Rajon Rondo, Stephen Curry, Lebron James, Kevin Durant y Pau Gasol y el que va a ser por la incompetencia de los periodistas deportivas norteamericanos: Dwayne Wade, Kobe Bryant, Lebron James, Kevin Durant, Dwight Howard

Rookie del año: John Wall

Entrenador del año: Keith Smart

Mejor sexto hombre: Big Baby

Es vuestro turno. No os cortéis.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

The Greatest Game Ever



“Detén el tiempo en tus manos, haz de esta noche perpetua, para que nunca se vaya de mí, para que nunca amanezca”.

Probablemente ninguno de los presentes el 4 de junio de 1976 en el mítico Boston Garden conociera la letra del bolero, pero todos podrían haber recitado estos mismos versos deseando que aquella bendita noche no hubiera acabado nunca.

Los Celtics llegaban a la final como claros favoritos y sabiendo que, pronto, su ciclo victorioso tocaría a su fin. Sin embargo, tras cuatro partidos la serie se encontraba igualada ante unos Phoenix Suns que consideraban el mero hecho de estar en la final como un sueño hecho realidad.

Curiosamente, Paul Westphal, antiguo jugador de los Celtics, era una de las principales figuras del equipo de la capital de Arizona, un equipo que había movilizado a toda la comunidad en Phoenix no sólo por sus éxitos deportivos, sino también por los valores que transmitían.

La serie llegaba a este decisivo partido bastante caliente. Red Auerbach criticó el comportamiento parcial de Brent Musburger, locutor de la CBS, al que declaró totalmente favorable a los Phoenix Suns durante el tercer y cuarto partido.

Pese a ser uno de los partidos más legendarios de la historia del baloncesto no fue precisamente igualado a lo largo de los 48 minutos. Boston alcanzó una ventaja de 22 puntos, pero Paul Westphal entró en una especie de trance siendo incapaz de fallar un solo tiro e igualando el choque. El Boston Garden contenía la respiración. Los míticos Celtics no podían caer, no en su propia casa.

De nuevo los verdes, durante el último cuarto, parecían tener controlado el choque. De hecho, en el banquillo de los Suns escuchaban cómo el público bromeaba distendido dando por segura la victoria de su equipo. Pero los Suns alcanzarían su primera ventaja en el marcador a falta de 23 segundos. Havlicek empataría a falta de 19 y se llegó a la prórroga. La primera.

Los de Boston de nuevo dominaron el período extra, pero desecharon una ventaja de 4 puntos. A falta de 4 segundos Paul Silas pidió un tiempo muerto para los verdes que no disponían de ninguno. El mítico árbitro, Richie Powers, decidió ignorar la petición de Silas en vez de pitar una técnica, algo que en la ciudad de Phoenix aún duele al recordarlo. Siendo preguntado, hoy, por aquella jugada el bueno de Paul reconoce que pidió el tiempo muerto, pero que el árbitro no lo vio o no quiso verlo.

Se llegó entonces a la segunda prórroga. En ella, a falta de cinco segundos los Suns dominaban por un punto. Entonces Hondo (John Havlicek) anotó un increíble tiro a tabla entrando todo el pabellón en ebullición. Partido ganado y todos al vestuario. Al menos eso parecía. Ya muchos jugadores se habían quitado sus zapatillas cuando el árbitro ordenó que aún restaba 1 segundo por jugar, momento en el que varios aficionados intentaron agredirle.

Intentos de violencia aparte, los Celtics reaparecieron. No había demasiado problema. Un segundo y sacando de fondo los Suns la victoria era un mero trámite. Entonces, Paul Westphal (actual entrenador de los Kings) pidió un tiempo muerto a sabiendas de que no disponían de ellos. Técnica y tiro libre para los Celtics (que anotarían), pero saque en medio campo. Jugada maestra. Demostración de inteligencia en momentos en que pocos piensan. El entrenador de los Celtics llegó a declarar “nunca pensé que nadie se beneficiara de una ilegalidad, pero ellos lo hicieron”.

Y tras la inteligencia y la ilegalidad, el talento. En ese segundo Heard recibió el balón a unos seis metros de canasta. Se giró en el aire y el balón besó la red. Tercera prórroga.

Entre el cansancio y los eliminados por faltas, Glenn Macdonald, suplente de los Celtics se erigió en estrella indiscutible del tercer período extra para, con 6 puntos, apuntillar a los Suns.

Boston vencería en el sexto partido y casi fue lo mejor que podía pasar porque, de lo contrario, el séptimo partido habría sido calificado de máximo riesgo.

Una noche inolvidable, de esas, que como dice el bolero, nunca quieres que termine. Esperemos que en esta temporada que está a punto de comenzar haya muchas noches como ésta.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Bienvenido Mr Marshall




Estoy bastante cansado de escuchar cómo el baloncesto FIBA o europeo reclama para sí la ortodoxia y la supremacía táctica e incluso moral sobre el baloncesto norteamericano.

Ya he repetido muchas veces este argumento, pero vuelvo a repetirlo. La pelota y la cesta se unen en Springfield, Massachusetts y no en Grecia, Italia o España. El ideólogo es un profesor de instituto con nacionalidad canadiense que responde al nombre de James Naismith que será quien introduzca las primigenias reglas.

Y en Europa desde sus orígenes y hasta las fechas más recientes, lo que se ha ido haciendo es ir incorporando todas las novedades que se ponían en marcha en el banco de pruebas de Estados Unidos.

Y si en 1948 lo que llegó a Europa fue una ayuda en cierta parte interesada para reconstruir el viejo continente tras la II Guerra Mundial y sentar, así, las bases para una alianza entre las democracias occidentales frente al comunismo, durante más de 60 años lo que ha hecho la FIBA es copiar los cambios en el reglamento que llegaban de la NBA y otras competiciones. En esta ocasión, el enemigo común no eran la hoz y el martillo, sino el aburrimiento.

En la temporada 1954-1955 se introdujo el reloj de posesión en 24 segundos para que el baloncesto no se convirtiera en un rondito cuando el equipo que iba venciendo intentaba conservar su ventaja. Dos años después la FIBA instauraría el reloj de 30 segundos. Finalmente en 2000 se adoptarían los 24 segundos y los cuatro cuartos de 10 minutos frente a los cuatro cuartos de 12 minutos de la NBA.

Con la idea de que haya más posesiones por partido, una vez que se detiene el reloj por falta que no es de tiro o por alguna otra infracción, éste no volverá a 24 segundos. Se mantendrá, si es superior a 14 segundos, y se situará en esos 14 segundos si el tiempo restante es inferior. Esto que se viene haciendo desde que sigo baloncesto NBA se incorpora en 2010 a las competiciones FIBA.

La línea de tres se instauró en Estados Unidos en la temporada 1979-1980 y llegó a Europa con cuatro años de retraso. En Estados Unidos juegan con la línea a 7,24 metros y el campo es ligeramente más ancho (15,24 metros por 15 metros en FIBA). En Europa desde 1984 y hasta 2010 el triple lo marcaba una línea a 6,25. Ahora, habrá que tirarlos más allá del 6,75. Un término medio que tratará de permitir mayor libertad para los jugadores interiores.

Hace dos años se dibujó el semicírculo debajo de la canasta para evitar que los jugadores se posaran debajo del aro a esperar un contacto que fuera señalado como falta ofensiva, semicírculo que, curiosamente, llevaba ya varios años instaurado en la NBA. Además, se ha cambiado también el dibujo de la zona para favorecer el juego por línea de fondo sin caer en la infracción de tres segundos. ¿A qué no sabéis de quién copiaron esta regla las autoridades FIBA? Pues eso.

Por no hablar del uso del vídeo tan generalizado en la NBA y que hubiera evitado escándalos como el pseudotapón de Vrankovic a Montero. Por suerte, también en este aspecto, estamos dispuestos a aprender.

Y lo peor de todo es que aún queda margen para la imitación positiva. Creo que FIBA debe rectificar y volver a implantar el salto entre dos para dirimir las “luchas”. La flecha de posesión nos está privando de una de las acciones más espectaculares y varoniles del juego y que me perdone la ex ministra de Igualdad. Y también espero que pronto se copie la regla del “goal tending” para evitar que las torres que juegan por encima del aro eviten que entren canastas barriendo la pelota introduciendo su zarpa por encima del cilindro imaginario que sería la proyección del aro hacia el infinito. De lo contrario, y para igualar las cosas con los bajitos, se debería dejar sacar el balón por debajo del aro, ¿no?

También me apunto a la regla norteamericana que hace que las técnicas no cuenten como falta personal y a que existan diferentes niveles de falta antideportiva o flagrante para discriminar con mayor justicia este tipo de actuación contra el fair play.

Pero no todo es positivo en Estados Unidos. Yo eliminaría las defensas ilegales en la NBA porque limitan el repertorio táctico defensivo. También sería más estricto con los pasos que otorgan ventajas en los contraataques. Una cosa es el espectáculo y otra el bochorno de ver a Lebron recorriendo el campo cual Jerry Rice (mítico wide receiver de los San Francisco Fortyniners).

Sin embargo, estos pequeños matices no pueden eclipsar la visión general. Europa sigue yendo a la cola y sigue recibiendo al dios yankee con pleitesía aceptando, con años de retraso para disimular el plagio, que es al otro lado del Atlántico donde se entiende mejor el futuro de un juego que sigue queriendo atraer cada vez más espectadores a través de un concepto básico, el espectáculo.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Última oportunidad para participar


Se acerca el día D y la hora H en que comenzará la mejor liga de baloncesto del mundo, la más mediática de las competiciones a nivel mundial y, sin duda, la que más iconos ha dejado para el imaginario colectivo del mundo del deporte.

Bueno, todo lo que he dicho hasta ahora es discutible y sé que habrá generado más de una ampolla en alguno de mis queridos lectores amantes de los Cristianos, Messis y compañía.

Como no se trata de dividir, sino de que nos unamos, os invito a todos los amantes del deporte en general y del baloncesto en particular, a que no dejéis pasar la oportunidad de participar en la Liga Fantástica de Yahoo de la que ya di cuenta en pasados posts.

No sé si participar en este tipo de juegos puede suponer una experiencia vital del estilo de tener un hijo, tirarse de un puente (con cuerda) o saltar en paracaídas. Imagino que no. Sin embargo, mi conciencia moral no me dejaría dormir tranquilo si no hiciera un nuevo recordatorio de lo que nos traemos entre manos y que tú quieres dejar pasar.

Hazme caso. Créate una cuenta en Yahoo (3 minutos) y busca en google “yahoo fantasy sports”. Te aparecerá la sección “basketball” y una vez registrado podrás acceder a la opción JOIN A LEAGUE.

Pues bien, será entonces cuando introducirás como nombre de la liga Individual o Zona, como contraseña “docrivers” y como ID 46001.

Entonces harás tu equipo, lo bautizarás (en esto sí que se parece a tener un hijo) y ya habrás empezado a formar parte de la liga fantástica sobre NBA con mayor número de expertos en la liga.

Finalmente, el sábado 23 de octubre a las cuatro de la tarde deberás sentarte ante tu ordenador, entrar en tu equipo y participar del Draft en el que alternativamente cada equipo irá eligiendo a sus jugadores. Al finalizar las elecciones tendrás un equipo de 13 jugadores en el que sólo pueden ocupar posiciones activas 11. Se trata entonces de manejar tu equipo cual Jose Mourinho (guiño para futboleros) o Pep Guardiola moviendo traspasos, fichando agentes libres y gestionando las rotaciones.

Tus jugadores harán una serie de estadísticas que se agregarán al total del equipo. Después habrá tantas clasificaciones como parámetros estadísticos cuenten y cada clasificación repartirá puntos de manera consecuente a la posición que ocupe tu equipo en dicha clasificación.

En resumen. La liga tiene una capacidad máxima de 20 equipos. Hay 13 inscritos y el sábado a las 15.30 se cierra el chiringuito. Participa o quedarás fuera de todas las conversaciones. Porque este año los lunes en el bar no se hablará de la liga de fútbol, se hablará de la NBA Yahoo Fantasy League.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

El encantador de serpientes



Podría hablar, pero no lo haré, de aquel cuento de la tradición india titulado del mismo modo que este post. Pero no quiero situaros en el seno de una familia pobre en torno al Ganges. Más bien todo lo contrario. Viajamos a la cuna del lujo y del placer. Viajamos a Los Ángeles.

Y la serpiente no es una boa, ni siquiera una amenazante cobra. Es aún peor. La conocen como la más rápida y venenosa de toda África. Me refiero a la mamba negra.

La verdad es que pocos apodos pueden definir mejor a un jugador. Kobe Bryant es también rápido y venenoso. Golpea a sus víctimas con sus fintas y sus tiros tras reverso. Las deja inconscientes y después las remata. Sin embargo, la mamba negra había generado un enfermizo instinto egoísta tras la marcha de O´Neal que le impedía reconocer sus errores y que le llevaba a culpar a todo el mundo de sus derrotas. Podía meter 81 puntos en un partido, pero hasta febrero de 2008 era un simple reptil serpenteando por la selva sin rumbo viendo como su equipo, los Lakers, atravesaba un desierto sin aparente final.

Y entonces llegó él, el encantador. Parecía más bien un explorador de barba desaliñada. Es probable, incluso, que su encuentro con Phil Jackson se asemejara al del Doctor Livingstone con Henry Stanley en torno al lago Tanganika. Pau llegó a Los Ángeles por su inteligencia, por su talento en el poste bajo, por ser un jugador perfecto para el triángulo ofensivo y porque se creía que podría domar el ego autodestructivo de la mamba.

Y pronto Kobe entendió que aquel españolito nacido en Sant Boi reunía todas las cualidades necesarias para hacer mejor al equipo. Era el momento de dejar de hacer actuaciones heroicas. Era el momento de hacer a los Lakers un equipo ganador. Y la mamba encontró una nueva presa. Los seis anillos de Jordan. Y cayó el cuarto contra Orlando, y el quinto, aún más sabroso, contra los Celtics.

Y en busca de igualar a los Celtics están los Lakers tras dos años y medio de Gasol con dos anillos y otra final. La mamba conserva el veneno, pero ahora no se lo ingiere él mismo, sino que lo reparte entre las 29 franquicias oponentes. Y dicen las malas lenguas, nunca mejor dicho, que reserva su más mortífera dosis para tres chicos que se han juntado para jugar en Miami y que aseguran tener el antídoto no sólo para la mamba, sino también para el encantador.

Y mientras Gasol reconducía los intereses de Kobe, el maestro Phil Jackson hacía de Artest el complemento perfecto y a Odom una estrella con capacidad para aceptar un rol secundario en la búsqueda de gloria deportiva.

¿Qué esperáis de los Lakers esta temporada? ¿Repetirán anillo y Bryant alcanzará los ansiados seis galardones? ¿Será al fin reconocido Pau como el mejor ala pívot de la liga?

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Viejos rockeros a ritmo de samba





Si hay un equipo que ha discutido la hegemonía de la NBA a los Lakers en este principio de siglo ése es San Antonio Spurs.

Los tejanos del tirachinas estampado en la camiseta consiguieron tres títulos en cinco años entre 2003 y 2007 de la mano del mejor cuatro de los últimos años acompañado de dos figuras llegadas de Europa y de muy buenos veteranos.

Tony Parker fue número 29 del draft de 2001. Curiosamente, Utah Jazz utilizó la elección número 24 de ese mismo draft para elegir a Raúl López. Curiosamente el número 1 de aquel draft fue Kwame Brown. En fin... Tony Parker pronto tomó la manija del equipo y apenas notó el salto al baloncesto americano. Otros como Sergio Rodríguez trataron de imitarle, pero no todos tienen el talento de “Oh là là” que además tuvo tiempo para conocer y enamorar a la desesperada Eva Longoria.

Pero si Tony Parker fue un auténtico robo del draft, la definición de atraco en el draft va acompañada en el diccionario de la foto de Manu Ginobili. Uno de los tres mejores escoltas que han jugado nunca en Europa sería seleccionado en la posición 57 del draft de 1999, una buena promoción, sí, pero, ¿os acordáis de Trajan Langdon de la Benneton de Treviso o el CSKA? Buen jugador, ¿verdad? Pues fue el número 11, 46 posiciones por delante de Ginobili.

En fin, el argentino hubo de trabajarse su presencia en el equipo, pero llegadas las finales de 2003 ya estaba ocupando un rol decisivo. En 2005, ante Detroit, mereció ser MVP de las finales y desde entonces, como precaución ante sus constantes lesiones, ocupa el puesto de sexto hombre como nadie en esta liga (mejor sexto hombre en 2008).

Pues bien, tras un intenso verano, llega para acompañar a las viejas glorias de la ciudad de San Antonio un brasileño que ha cautivado al Bruesa Arena y, de paso, a toda la población femenina de Vitoria. Splitter es la savia nueva que necesitaban los Spurs y el compañero ideal para el mejor ala pívot de los últimos años al que le falta gasolina, pero le sobra inteligencia. La pareja Duncan-Splitter promete grandes éxitos de la mano de uno de los mejores entrenadores del campeonato. Greg Popovich tiene un reto ante sí. Seguro que no le queda grande.

¿Tienen alguna oportunidad los Spurs para reverdecer viejos laureles o es ya un equipo para perder en primera ronda de playoffs? ¿Qué tal estará Tiago Splitter en su primera temporada NBA?

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Un año no tan maravilloso





Viernes 16 de octubre de 2009. Un digno final para un personaje único. Nunca sabremos qué pasó exactamente, por qué Andrés nos dijo adiós sin despedirse de la manera en que él solía hacerlo. Como cuando dejó Digital + o como cuando finalizó el Europeo de Polonia, tal vez su verdadera despedida. Quizá nos estaba diciendo adiós con sutileza. Qué torpeza no caer en la cuenta.

Unas veces arriba y otras abajo para de nuevo levantarse. Así de movida fue la carrera profesional del locutor de baloncesto con el que más he disfrutado. Y como yo cientos, qué digo cientos, cientos de miles de aficionados.

Estoy seguro de que tus fans, Andrés, no olvidaremos nunca tus motes, tus conversaciones sobre gastronomía, sobre cine, sobre música, sobre la vida misma que tanto te dio y te quitó y que tan intensamente viviste. Estoy seguro de que nunca olvidaremos dónde y cómo conocimos la noticia que nunca quisimos escuchar y que tantas lágrimas nos hizo derramar.

Fuiste uno más en nuestras casas cada madrugada, un compañero inseparable sin barra ni whisky de por medio, pero qué juergas las nuestras. Cuanto baloncesto compartido, cuántos bodrios y también cuántos momentos históricos nos relataste cual showman agazapado detrás de la mesa donde situabas tus apuntes sobre retransmisiones y aquel libro gordo de petete. Y la calabaza.

Y sabías más de baloncesto de lo que la gente cree. Vaticinabas enseguida quién podría llegar a ser una estrella. Veías en pequeños gestos una genialidad y no ahorrabas saliva para gritar aquello de “jugón, jugón, jugón” cuando una jugada te hacía levantar del asiento.

“Uno, dos, tres, I love this game” nos hacías decir susurrando a horas intempestivas cuando el sol quería abrirse paso ya entre la cerrada noche. Y esa frase no era vacía porque tú y yo amamos este deporte como tal vez nunca amamos o amaremos a una mujer.

Tú, que siempre dijiste ser miembro destacado del Calabazas Club, nos dejaste plantados con tu despedida de las noches de NBA y hoy hace un año, nos dejaste huérfanos de tu voz, de tu cultura y de tu sentido del humor. Siempre entendiste la vida como una obra de teatro. Lástima que de género equivocado. Siempre supiste que la vida era una sucesión de tragedias, pero cuando te ponías la pajarita nos hacías creer que se trataba de una simple y distendida comedia.

Gracias por introducir en nuestras noches a Bonilla (un churrero y de ahí que cuando un tiro entraba de casualidad gritara su nombre), a los Gepetto Brother´s (especialistas en fallar tiros libres) a los chicos de Al Salir de Clase (los Clippers de principios de siglo XXI) y a tantos otros. Gracias por ser como fuiste y por dejarnos un legado tan generoso.

Aunque todo homenaje a tu figura se queda corto y, sobre todo, poco puede hacer para devolverte a la Tierra, no podía dejar de hacerlo. Lo escribo cuando hace un año de tu muerte, un día muy triste. Sin embargo, sólo puedo recordarte con una sonrisa en mi boca.

Andrés, donde quiera que estés, GRACIAS y espero que tardes mucho en decirme aquello de "bienvenidos al club" que yo, por ahora, prefiero seguir buscando en este proceloso mundo el sentido de la frase “porque la vida puede ser maravillosa”.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

La verdad fue revelada


No engaño a nadie si digo que uno de mis jugadores favoritos en activo nació en Oakland, California y creció viendo a los Lakers en Inglewood mientras soñaba cada noche con vestir la camiseta oro y púrpura de los angelinos.

No engaño a nadie, tampoco, si admito que su mayor decepción fue caer hasta el número 10 del draft para jugar con el archienermigo de su querido equipo, los Boston Celtics. Mientras los jugadores iban siendo seleccionados, la cara de este jugador se iba haciendo cada vez más larga. ¿Cómo un tal Dirk Nowitzky de un equipo ramplón de la Segunda División Alemana puede ser elegido antes que yo? Ahora seguro que no pensaría lo mismo.

Y tampoco engaño a nadie si os digo que esta figura de la liga fue asaltado por la muerte en forma de once cuchilladas que buscaban sin remedio sus órganos vitales a la salida de un pub en Boston. Salvó la vida gracias a la rápida intervención de su compañero Tony Battie y sólo unos días después comenzaría una temporada en la que disputaría los 82 partidos.

No os he engañado. Me refiero a uno de mis ídolos deportivos, “la verdad”. Paul Pierce es el último héroe de la afición del Garden de Boston tras la retirada de Larry Bird. Tuvo que llegar un californiano de raza negra, criado en los suburbios de Los Ángeles para revitalizar la afición al baloncesto en uno de los estados más aristocráticos de los Estados Unidos.

Sus fintas, sus reversos, su fortaleza física (aunque disimulada) y la velocidad, que él mismo atribuye a cuando su madre corría detrás de él para castigarle, son sus principales armas ofensivas acompañadas, claro está, de un tiro más efectivo que elegante y ante todo muy personal.

Paul Pierce no es un jugador cualquiera, es diferente a todos los demás. Indisciplinado y bocazas, le costó hacerse con un hueco en el estrellato de la liga. Los repetidos fracasos de los Celtics hicieron que una larga lista de entrenadores fueran pasando por el banquillo del Garden mientras al número 34 se le agotaba la paciencia ante tanta reconstrucción fallida.

Pero llegó el verano de 2007 y poco antes de cumplir 30 años, the Truth se vio acompañado por el mejor tirador de la liga, Ray Allen y por el mejor “4” de los últimos 15 años de no haber existido Tim Duncan, kevin Garnett. Se formó, así, el segundo Big Three de la historia de la franquicia (en los 60 y 70 directamente había big teams) que tras un training camp en Roma unió sus fuerzas para, al grito de Ubuntu, levantar el ánimo de la afición y recuperar el orgullo de ser un Celtic. En el parqué del Garden se inscribió con letra cursiva Red Auerbach y en su honor se ganaría aquel inolvidable anillo de 2008.

Y Pierce fue Pierce en aquellas finales. Y no hubo ficción en su lesión de rodilla como cabría pensar. Jugó mermado toda la serie y hubo de dedicar varias semanas del verano a recuperarse. Si los aficionados de los Lakers quieren pensar que aquella “actuación” en el primer partido de las finales fue una farsa allá ellos. La música de Rocky al regresar y una grada envuelta en llamas sí ayudaron, pero lo principal fue que regresó y clavó dos triples (el segundo un 3+1) y los Celtics remontaron. Fue nombrado con total justicia MVP de las finales y ese mismo verano se autoproclamó mejor jugador del mundo.

No lo es. Ser fan no ciega mis ojos. Pero sí es historia viva de la franquicia más laureada de la liga y sí posee uno de los más amplios repertorios ofensivos que yo haya visto jamás en un jugador. Todo ello sin la explosividad y el físico de los Lebron o Wade. Todo gracias al talento, la astucia y a ese instinto de ganador, que si no lo traía ya de serie le enseñaron las viejas leyendas célticas.

Gracias Paul Pierce por estos años. Espero que aún queden en tus piernas dos o tres temporadas de buen baloncesto. Por si acaso, deja sitio en tu anular para un segundo anillo. Yo sé que tú crees y yo también creo. ¿Creéis vosotros que los Celtics tienen alguna opción esta temporada?

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Georgia on my mind



“Otros brazos me alejaron de ti (...) pero el escuchar esta canción hace que siempre Georgia esté en mi mente”. Esta frase de la célebre canción la escribió Stuart Gorrell, la acompañó de melodía Hoagy Carmichael y la situó en el paraíso de las mejores canciones del siglo XX el incomparable Ray Charles.

Pero perfectamente podría hacer suyas estas palabras y esta canción un chico nacido en Atlanta allá por 1985. No pasó por la Universidad y aun así fue directo al número 1 del draft de 2004 por delante del consagrado, entonces, jugador de los Connecticut Huskies, Emeka Okafor. Creo que no necesitáis más pistas para saber de quién os hablo.

Superman, D-12, The Thunder son sólo alguno de sus apodos. Dwight Howard su nombre y apellido, 2,11 su estatura y su cuerpo, una escultura griega de piel oscurecida por el implacable sol de su Georgia natal.

No es éste un post de adulación. No debe serlo. Dwight Howard es lo que es gracias a su fortaleza sobrenatural. Sin embargo, con el tiempo quien más quien menos esperaba observar una progresión en sus fundamentos técnicos que o bien no ha llegado, o bien lo ha hecho en tan pequeñas dosis que la decepción ha sido la nota dominante.

Y me consta que trabaja. Sabemos que Pat Ewing ha dedicado numerosas horas en mejorar ese reverso en el poste bajo y ese gancho con ambas manos y que ahora Hakeem “The Dream” está esmerándose en convertirle en un jugador más versátil. Sabemos que tira cientos y miles de tiros libres. Sin embargo, sus prestaciones sobre la cancha se han estancado en torno a un destacable 20-13, pero la falta de evolución es preocupante. De hecho el año pasado rebajó sus cifras tanto en puntos, rebotes como en porcentaje de tiros libres. De hecho, Perkins con la ayuda del centro de jubilados de Boston (Wallace y Garnett) limitaron su aportación en las Finales de Conferencia hasta unos niveles preocupantes para un presunto jugador franquicia.

De cara a esta temporada no sé muy bien qué pensar. Los Orlando Magic vienen a ser los mismos que el año pasado en el que, quién lo iba a decir, echaron de menos la sangre fría de Turkoglu (ahora en Phoenix Suns) en partidos decisivos, nostalgia que se hizo omnipresente cuando Vince Carter falló dos tiros libres decisivos en el segundo partido de las mencionadas Finales de Conferencia. Chris Duhon será quien dé minutos de descanso a Jameer Nelson y Quentin Richardson (Racheado para don Andrés) ocupará el lugar de Matt Barnes.

Como no estoy convencido de lo que puede pasar en el centro de Florida (tampoco en el sur) por qué no me ayudáis y comentáis qué sensaciones os transmiten los Magic y qué esperáis de Dwight Howard en su papel de pívot dominante de la competición. ¿Le convertirá Hakeem Olajuwon en un maestro de los movimientos en el poste bajo?

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

En el muelle de la bahía



Qué maravillosa melodía aquella de Otis Redding. Sin duda uno de los mayores clásicos del soul. La escucho en busca de inspiración y viene a mi mente el nombre de uno de los jugadores que más me impresionaron la primera vez que le vi. Nació en Ohio y aunque en el medio oeste no hay mar (aunque el Lago Michigan pueda parecerlo) no puedo dejar de pensar en su talento.

Stephen Curry (14 de marzo de 1988) cogió sus bártulos y se instaló en uno de los más singulares lugares que alberga nuestro precioso planeta, la Bahía de San Francisco. Allí la marea sí sube y baja como dice la canción. Sin embargo, el bueno de Stephen Curry, al contrario que el clásico, no tiene tiempo para sentarse en el muelle a ver los barcos pasar. No precisamente.

El mejor jugador de la historia de la Universidad de Davidson, autor de memorables noches de baloncesto durante diferentes ediciones del Torneo Final de la NCAA aterrizó en Oakland para demostrar que un tipo de 1,90 (si llega) y músculos al nivel de cualquier chico de la calle puede triunfar en la NBA si goza de inteligencia, talento y capacidad de sacrificio.

Sin duda, fueron la falta de masa muscular y la incapacidad para machacar el aro con facilidad las principales razones que relegaron a la estrella de Davidson a la séptima plaza de un draft en el que, además, los bases tuvieron un gran protagonismo (James Harden número 3, Tyreke Evans número 4, Ricky Rubio número 5 y Johnny Flynn número 6). Me queda el mal sabor de boca de que los Thunder no acompañaran a Jeff Green y al imperial Kevin Durant con Steph Curry porque la mezcla podría haber sido espectacular.

Por otra parte, caer en un equipo de Don Nelson es una bendición para un jugador de estas características. De tiro fácil y efectivo, de manejo de balón más que sobresaliente y con una visión de juego al alcance de pocos, Stephen Curry estaba llamado a jugar de amarillo a las órdenes del entrenador con más victorias en la Historia de la liga, pero también conocido por haber conseguido 5 títulos como jugador de los Boston Celtics y 0 anillos como entrenador pese a sus tres nominaciones como mejor míster del año. Sólo espero que la llegada de Keith Smart no convierta a los Warriors en un equipo más y que el espíritu impuesto por el bueno de Donnie sigá presente.

La temporada pasada los Warriors empezaron a jugar, a divertirse y a hacernos sonreir y Curry fue poco a poco entrando en dinámica compenetrándose cada día mejor con un jugador de características semejantes como es el caso de Monta Ellis hasta promediar unos más que notables 17,5 puntos 5,9 asistencias y 4,5 rebotes convirtiéndose en un fijo en el quinteto.

Con David Lee reboteando a ambos lados de la cancha estos Warriors versión 2011 prometen algo más que espectáculo. En una Conferencia Oeste venida a menos por la partida de alguna de sus figuras hacia el este los chicos de Oakland tienen opciones de clasificarse para playoffs. Y como de océanos y bahías estamos hablando me voy a mojar hasta el cuello y pronostico que:

Si Stephen Curry juega más de 10 años en la franquicia tendrá su camiseta con el número 30 retirada en el techo del Oracle Arena (o como diablos se llame dentro de 20 años).

Stephen Curry conseguirá más de 5 triples dobles esta temporada.

Stephen Curry ganará el Concurso de Triples del All Star.

Y ahora sin salvavidas siquiera. Los Golden State Warriors se clasificarán para los playoffs 2011. Ahí queda eso.

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Y Cleveland se quedó huérfana



Aún no tiene 26 años y parece que lleva toda la vida jugando al baloncesto. Con su desaliñada barba y un cuerpo que parece esculpido por las manos de Fidias, Lebron Raymond James es la cara más popular de la NBA por encima de cualquier otra figura en la actualidad.

Nacido en el estado de Ohio, Lebron desarrolló una carrera imparable en el instituto Vincent-St Mary´s que le sirvió para ser el número 1 del draft (y qué draft) muchos meses antes de la lotería. Nike pronto quedó prendada del chaval de 17 años al que poco después apodarían “el rey”.

Sin embargo, tras seis temporadas completas en la liga, su biografía se ve empañada por la ausencia de títulos a nivel colectivo. Ser dos veces MVP (y las que vendrán), máximo anotador, autor de múltiples triples dobles a veces no es suficiente. Lo que te sitúa en el olimpo de los más grandes es liderar a un equipo venido de la nada y conducirlo a la victoria en unas finales.

Ésa, que debería haber sido la principal prioridad en su agenda, ha quedado tachada. Y no por cumplida, sino por dejada por imposible. Curiosamente Jordan hubo de pasar seis temporadas en blanco hasta poder hacerse con un anillo. Pero claro, los Bulls iban siempre caminando hacia adelante con paso firme y tomando buenas decisiones. Cleveland alcanzó la final en 2007 y a partir de ahí se adentró en una espiral de fracasos, ante el Big Three (y los 41 puntos de Pierce en el séptimo partido) en 2008, ante Orlando en 2009 y ante el geriátrico de Boston en 2010 donde asistieron a uno de los triples dobles más increíbles de la historia de la competición (29 puntos, 18 rebotes, 13 asistencias de Rajon Rondo en el cuarto partido de la serie).

Y llegó el verano. Y Lebron escuchó por parte de sus rivales (Kevin Garnett al final de la eliminatoria) que no era momento de ser fiel a unos colores, que era momento de perseguir un anillo sea como fuere, por lo civil o por lo criminal.

Y lebron decidió tomar la segunda vía. En una retransmisión en prime time anunció que se juntaría con Wade y Bosh en el sur de Florida para tratar de conseguir su propósito. Mientras, la ciudad de Cleveland se quedó huérfana de su ídolo autóctono y empezó a quemar sus retratos como quien ha sufrido un engaño amoroso. La capital del cinturón del acero aún espera su primer título profesional en cualquier deporte. Si lo consigue, en un futuro más o menos cercano, no se lo deberán a Lebron.

Y esa cuenta pendiente, ese tachón en la agenda, emborronará para siempre cualquier logro que el rey pueda conseguir. Lo tendrá que hacer con una nueva corte de seguidores y con unos ministros, Wade y Bosh que no le rendirán pleitesía, sino que me temo, tratarán de marcar su propio territorio.

¿Qué pensáis de los Beach Boys? ¿Serán mejores en temporada regular que en playoffs? ¿Acabará bajando Pat Riley a los banquillos?

Por último recordar que ya empezó la liga privada del blog en el Supermanager con Luispe como líder y que ya podéis hacer vuestro equipo en la liga fantástica de yahoo (ver información en el anterior blog). Ah y enhorabuena para las chicas de José Ignacio Hernández que lograron un hito histórico con su bronce. Chapeau para ellas.

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Nueva oferta de ocio





Aunque sé que las agendas se aprietan cada día más a medida que entramos en la rutina invernal, no puedo dejar de proponeros participar de la primera edición de la “fantasy league basketball” de yahoo “Individual o Zona” en la que gestionaréis una plantilla de trece jugadores NBA y os podréis convertir en los próximos Mitch Kupchak (General Manager de los Lakers) o Danny Ainge (General Manager de los Celtics) de la liga.

Cerrada la liga privada del blog en el Supermanager con un relativo éxito de participación (27 participantes) la oferta de yahoo tiene un inconveniente que no es otro que el establecimiento de un límite de equipos en 20. Por este motivo os invito a todos aquellos que estéis interesados a acelerar los trámites porque se pueden acabar las plazas.

La mecánica es la siguiente. Habréis de haceros, si no disponéis ya de ella, una cuenta de correo electrónico en yahoo. Una vez “logueados” tendréis que entrar en la página “yahoo fantasy basketball” para entrar en la liga que he creado.

El nombre de nuestra particular liga es Individual o Zona, la ID que deberéis introducir es 46001 y la contraseña “docrivers”. Una vez dentro de la liga deberéis crear un equipo y ya seréis miembros de pleno derecho de la competición.

Una vez creado el equipo deberéis estar atentos a la fecha del draft, 23 de octubre a las cuatro de la tarde, para poder seleccionar vuestros jugadores. Cada equipo elegirá en una posición, que será la inversa en la siguiente ronda con el fin de igualar las opciones de quienes peor suerte corran en la lotería.

Una vez formado vuestro equipo deberéis alinear a los jugadores en las 11 posiciones activas que tenéis a disposición mientras dos permanecen en el banquillo. Cada posición sólo podrá ser ocupada efectivamente durante 82 partidos (lo que obliga a establecer unas rotaciones) y la puntuación consiste en un agregado de diferentes apartados estadísticos. Después si eres primero en una determinada categoría recibes 20 puntos (si somos finalmente 20 equipos) por 1 sólo si eres el último en ese concreto apartado.

Se podrán adquirir jugadores agentes libres y se podrán realizar traspasos siempre que el Comisionado (o sea yo) los acepte por entrar dentro de la lógica del juego y la filosofía de la competición.

Os animo a participar y a disfrutar de una manera más activa de la mejor liga de baloncesto del mundo, la NBA.

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